Sobre este blog

Empecé a leer cómics a la misma vez que aprendí  a leer y, desde entonces, no he parado de hacerlo. En todas estas décadas he leído cómics buenos, regulares y no tan buenos, pero siempre he creído que el lenguaje secuencial es la mejor -y más idónea- puerta de entrada para leer tanto letras como imágenes. Ahora leo más cómics digitales que físicos, pero el formato me sigue pareciendo igualmente válido y sigo considerando el cómic un arte.

WONDER WOMAN FOREVER

Por ello, no es de extrañar que Gloria Steinem escogiera al personaje y, en plena campaña electoral norteamericana, lo propusiera como candidata a presidente, en un momento en el que el desmedido Richard Nixon se presentaba para ser reelegido por segunda vez. Visto con la perspectiva que da el conocer los sucesos históricos acaecidos en un determinado momento, la princesa Diana era una candidata mucho más apta, sensata, inteligente y cabal que el megalómano Richard Nixon, y hubiera sido mejor que se presentara y lo derrotara. Al final fueron unos “fontaneros” y unas cintas las que acabaron con el presidente electo, pero ésa es otra historia.

Lo que sí es digno de destacar es el hecho, incontestable, que supuso el que la revista Ms. escogiera al personaje como un símbolo de fuerza y determinación frente a las barreras que las mujeres de aquellos años debían soportar. Gloria Steinem hacia especial hincapié en la importancia -y poder- de los votos para luego pedir los cambios que una sociedad requiere. Sin embargo, los derechos de independencia económica, ideológica, religiosa y personal para las mujeres, sin necesidad de tener cerca a ningún varón, tampoco quedaban fuera del manifiesto impreso en la revista, fruto del carácter de su editora, quien seguía, en mayor medida, las mismas enseñanzas del matrimonio Marston-Holloway, personajes muy adelantados a su tiempo.

Piensen, si no, en las críticas y las medias verdades volcadas en el panfleto pseudocientífico por excelencia cuando se quiere desacreditar al noveno arte, Seduction of the Innocent, escrito por el nefasto y deleznable psiquiatra Fredic Whertham, tan sólo una década después. En sus páginas, el “investigador” denunciaba los modos y las maneras de la princesa Diana, comparándola con una dómina y/o dominatrix a causa del lazo mágico que porta el personaje, y denunciando, además, que su fuerza, e independencia -y, añado yo, capacidad para pensar por sí misma- aboca a quien se comporta así a la homosexualidad sin género de dudas. Sobra decir que las teorías del desalmado psiquiatra, totalmente erróneas, son sólo un reflejo del miedo que imperaba, y sigue imperando en nuestra sociedad, siempre que se habla de la independencia femenina frente a los dictados y a la tónica machista que se resiste a desaparecer del horizonte.

Los tiempos han cambiado, pero está claro que el miedo que Whertham y muchos como él plasmaron en libros, artículos y manifiestos desde que el mundo utiliza la escritura como medio de expresión no lo ha hecho. Como muestra valga un botón: tras el anuncio por parte de la ONU, el pasado 14 de octubre, en el que se anunciaba el nombramiento de Wonder Woman como embajadora de buena voluntad, para lograr la igualdad de género y dar poder a las mujeres y niñas a lo largo del mundo, al organismo internacional no le ha quedado más remedio, poco más de un mes después, que retirar el nombramiento, merced a las críticas cosechadas y al rechazo de al menos 44.000 personas, que firmaron en contra del nombramiento.

¿El argumento? Pues según los firmantes, les pareció indignante utilizar un personaje gráfico, no real, tan abiertamente sexual, ligero de ropa y con un atuendo que recuerda a la bandera de una nación, los Estados Unidos de América, un hecho que podría ser tomado como una ofensa por los líderes y los ciudadanos de otros países.

Dejando a un lado el tema de las banderas, los símbolos y demás consideraciones que no vienen al caso, la realidad es que quienes se han manifestado en contra no sólo han ejercido su derecho a la crítica, sino que, como se dice en nuestra geografía, “han cogido el rábano por las hojas” y se han quedado tan contentos. Wonder Woman es, a pesar de su aspecto, su indumentaria -la cual se ha ido adaptando, a lo largo de los años- y sus proporciones físicas, mucho más que un personaje gráfico y su carácter e impronta no busca el inculcar a las mujeres unos estándares que las llevan condicionando y acogotando desde hace siglos, sino todo lo contrario.

Si se hubieran parado a pensar, y a leer sus historias, se darían cuenta que, en el colmo de la osadía, Diana de Temiscira ha sido uno de los pocos héroes gráficos que ha desafiado algunas de las reglas no escritas dentro del mundo gráfico, tal y como sucedió durante los sucesos narrados en la miniserie The Omac Project. Para muchos, su comportamiento ha sido escandaloso y censurable en un mundo donde todos quieren ser “políticamente correctos” porque hay que comer tres veces al día, pero la realidad es que la evolución sufrida por la princesa amazona es solamente una consecuencia clara y lógica, sustentada en las bases sobre las que se apoyaron sus creadores y, quienes vinieron después.

En realidad, poco importa que la ONU -organismo que cada vez tiene menos impronta en nuestra sociedad- le haya retirado el nombramiento al personaje. Lo que importa es que su impronta siga sirviendo de inspiración para todas aquellas niñas que ven cómo sus derechos son vulnerados, pisoteados, ignorados y/ o vilipendiados, día tras día, y año tras año.

Y lo que importa es que las mujeres que sufren los abusos de los cabestros, ignorantes y embrutecidos que pululan a sus anchas por nuestra sociedad -ante la mirada cómplice de muchos- entiendan que el poder y la determinación por cambiar su situación residen dentro de ellas mismas, y que todas ellas son mucho más fuertes y poderosas que la mismísima Wonder Woman, la princesa Diana que un día llegó hasta nuestro mundo para cambiar algunas cosas que estaban mal. Espero que siga ayudando en dicha labor durante muchas más décadas.

© Eduardo Serradilla Sanchis, 2016

Wonder Woman and any related names, characters and illustrations © 2016 DC Comics, Inc. A Timewarner Entertainment Company

Lynda Carter like Wonder Woman © 1975-1979 Bruce Lansbury Productions, Douglas S. Cramer Company & Warner Bros. Television

Wonder Woman es una creación de William Moulton Marston y Elizabeth Holloway

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Empecé a leer cómics a la misma vez que aprendí  a leer y, desde entonces, no he parado de hacerlo. En todas estas décadas he leído cómics buenos, regulares y no tan buenos, pero siempre he creído que el lenguaje secuencial es la mejor -y más idónea- puerta de entrada para leer tanto letras como imágenes. Ahora leo más cómics digitales que físicos, pero el formato me sigue pareciendo igualmente válido y sigo considerando el cómic un arte.

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