Freire se viste de Oro al imponerse al esprint en Santiago de Compostela

El español Óscar Freire, del Rabobank, llegó y besó el Santo en Santiago de Compostela, donde obtuvo premio doble al imponerse al esprint en la segunda etapa de la y enfundarse el maillot oro, tras salvarse de una caída masiva que se produjo a dos kilómetros de meta y que afectó a varios de sus más director rivales, entre ellos al líder Daniele Bennati.

Freire, que esquivó la montonera, se presentó al reducido esprint final para ganar con autoridad el pulso al italiano Paolo Bettini (Quick Step), al colombiano Leonardo Duque, del Cofidis, y al alemán Erik Zabel.

Una victoria que le dio el primer liderato en una gran vuelta y que se concretó con un tiempo de 3h.31.03, a una media de 41,746 kms/hora, después de cubrir los 148 kilómetros entre Allariz y la capital gallega.

Freire, tres veces campeón del mundo de fondo en carretera, volvió al cajón de la Vuelta y de qué manera. Después de varios segundos puestos en el Tour por fin “entró el gol” en una carrera en la que no mojaba desde 2004. Una ilusión doble por vestir el maillot oro, hecho que elevará la moral del cántabro, en crisis pasajera de resultados.

Ganó con Petacchi y Boonen fuera de combate, lo mismo que Bennati, que fue desplazado contra las vallas en el momento de máxima tensión. La suerte sonrió al corredor de Torrelavega, que adorna la temporada tras sus triunfos en la Vuelta a Andalucía, Milán Sanremo y Flecha de Brabante.

Freire saldrá en la tercera etapa con la prenda dorada. El alemán Erik Zabel y el colombiano Leonardo Duque le escoltan en la general. Podrán disfrutar del podio provisional hasta el martes, con la cita de los Lagos de Covadonga.

“El objetivo era ganar una etapa y en dos días he sido segundo, primero y líder. Ya estoy conforme y no tengo presión para ganar más etapas. Estoy doblemente contento y espero volverlo a intentar”, dijo eufórico Freire, de 31 años, antes de criticar a la prensa por el trato informativo del dopaje.

La rebelión de los modestos no se hizo esperar demasiado y ya en el kilómetro dos algunos guerrilleros de la carretera se cargaron de ilusión para peregrinar hasta Santiago, concretamente tres corredores españoles de equipos invitados a la Vuelta: Raúl García de Mateos (Relax), Manuel Vázquez (Andalucía), ganador de la Vuelta al Alentejo y Gustavo Domínguez (Karpin). Solo el primero de ellos con experiencia en la Vuelta.

Una bendición para el pelotón, a verlas venir, por lo que permitió que el trío en fuga obtuvieran una ventaja máxima de 3.28 en el km 30 sin necesidad de grandes inversiones de energía. El Lampre del líder Daniele Bennati y el Milram de Petacchi en menor medida estabilizaron la fuga hasta el momento de demostrar a los aventureros que los esprinters no están para regalar etapas.

A 18 kms de meta, Litu Gómez (Saunier Duval) se unió al trío de cabeza que circulaba en el circuito de Santiago, pero el juego del gato y el ratón terminó poco después. El pelotón a toda máquina ya había desplegado la estrategia del esprint. Ritmo fuerte, cercano a los 60 por hora, insostenible para la mayoría. Momentos para la táctica de los guepardos del pelotón.

Pero llegó el susto. Una tremenda montonera que desarboló a muchos esprinters en plena pelea, como al propio líder Daniel Bennati, a quien empujaron hacia las vallas y Tom Boonen. Los que se salvaron de la quema salieron de estampida en busca de la pancarta de meta, entre ellos Óscar Freire, que se agarró a la rueda buena, la del campeón olímpico y mundial Paolo Bettini.

Listo Freire, muy hábil a la hora de leer el reducido esprint. Arrancó cerca de la raya, a 50 metros de la llegada, implacable, en el momento justo para agarrar la etapa y el maillot oro. Llegó y besó el Santo.

La tercera etapa de la Vuelta se disputará entre Viveiro y Luarca, de 153 kilómetros. La transición hacia Asturias incluye un puerto de segunda y tres de tercera. Es la víspera de la etapa de los Lagos y una nueva oportunidad para los velocistas.

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