La portada de mañana
Acceder
El PSOE convierte su Comité Federal en un acto de aclamación a Pedro Sánchez
Las generaciones sin 'colchón' inmobiliario ni ahorros
Opinión - El extraño regreso de unas manos muy sucias. Por Pere Rusiñol

Kibaki vuelve a tomar el mando mientras Kenia se sume en la violencia

En medio de una ola de violencia étnica, con varios muertos y barrios enteros incendiados, Mwai Kibaki, de 76 años de edad, accedió este domingo a su segundo mandato como presidente de Kenia. Su toma de posesión como jefe del Estado se produjo una hora después de haber sido proclamado ganador su Partido de Unión Nacional (PNU) por la Comisión Electoral, con sólo 200.000 votos de ventaja sobre su rival, que no ha aceptado los resultados.

El líder opositor Raila Odinga (Movimiento Democrático Naranja) declaró que este lunes prestará juramento “como nuevo presidente del país”, en abierto desafío a la Comisión Electoral. Odinga, de etnia luo, insistió en que no acepta la victoria de Kibaki, que pertenece a la tribu de los kikuyo.

“Soy el ganador y Kibaki lo sabe”, afirmó en una rueda de prensa que no pudo ser televisada porque a las 20.00 hora local (17.00 GMT), el ministro de Información, Mutahi Kagwe, ordenó que se suspendieran todas las emisiones y programas en directo de televisión “como medida de seguridad”.

Los hechos se desencadenaron a las 17.00 hora local (14.00 GMT), cuando el presidente de la Comisión Electoral, Samuel Kivuitu, intentó leer los resultados y tuvo que salir de la sala de prensa de la sede de la Comisión protegido por un escuadrón de las fuerzas especiales, que desalojaron a todos los periodistas y a los agentes políticos de todos los partidos.

La cadena estatal de televisión Kenya Broadcasting Corporation (KBC) fue la única que permaneció en el edificio, e instantes después Kivuitu anunció desde su despacho que el vencedor de las elecciones generales era el presidente en funciones, Mwai Kibaki, y jefe de filas del Partido de Unidad Nacional (PNU).

Los resultados oficiales finales otorgaron a Mwai Kibaki (PNU) 4.584.721 votos (46,38%); a Raila Odinga (Movimiento Naranja) 4.352.993 votos (el 44,03%), y a Kalonzo Musyoka 879.903 votos (8,90%). Ninguno de los seis candidatos presidenciales restantes alcanzó el 1% de los votos, según la Comisión Electoral.

Según Kivuitu, “Kibaki obtuvo más de 4,5 millones de sufragios”, 200.000 más que Raila Odinga, fundador del Movimiento Democrático Naranja. El anuncio fue hecho hacia las 17.50 hora local (14.50 GMT)

Las conclusiones de la Comisión fueron valoradas con escepticismo por la delegación de observadores de la Unión Europea, cuyo director, Alexander Graf Lambsdorff, informó de que se habían detectado irregularidades, incluso en el seno de la Comisión Electoral.

Lambsdorff emitió un comunicado de prensa en el que aseguró que se habían producido anomalías en el proceso de recuento por parte de la Comisión, “si bien deploramos el no haber podido investigar a fondo esas irregularidades”, dijo Lambsdorff.

Apenas pasada una hora desde el anuncio de los resultados, Kibaki prestaba juramento en el palacio presidencial como jefe del Estado, al tiempo que la violencia se extendía por las principales ciudades del país, con varios muertos y heridos en las calles de Nairobi, Kisumu y Mombasa.

Mientras Kibaki tomaba posesión, la barriada de Kibera, de dos kilómetros cuadrados, más de un millón de habitantes y bastión de Odinga, ardía por los cuatro costados.

Miles de luos, la tercera etnia más numerosa del país y a la que pertenece el líder opositor Odinga que se había proclamado ganador de acuerdo con sus datos electorales, aguardaban la llegada del Ejército con barricadas improvisadas, palos y machetes.

Todos gritaban e insultaban a los destacamentos de soldados regulares y fuerzas especiales que disparaban al aire antes de abrir fuego contra ellos. Dos jóvenes luos, protegidos por un neumático a modo de barricada, dijeron que se había declarado “una guerra civil contra los kikuyus”, la etnia más numerosa de Kenia.

Kibaki es kikuyu y los seguidores de Odinga opinan enfurecidos que se han amañado las elecciones. Para los habitantes de Kibera se trata de una guerra tribal y no política.

En Nairobi, el contraste que había en la noche de este domingo entre el centro de la ciudad y la periferia era flagrante. Los aledaños de la sede de la Comisión y todo el centro presentaba un aspecto fantasmagórico debido al impresionante dispositivo de seguridad desplegado por el ejército. Mientras, numerosos barrios más alejados ardían en todos los puntos cardinales.

Etiquetas
stats