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Año I después de Soria, un tecnócrata gris devenido en político ególatra

José Manuel Soria,ministro de Industria, Energía y Turismo

Cristóbal D. Peñate

Las Palmas de Gran Canaria —

José Manuel Soria era un gris técnico comercial del Estado cuando un día le tocó la lotería política. Tenía una vida plácida y confortable, con un buen sueldo, con una mujer procuradora, con dos hijos pequeños, la parejita feliz, cuando una llamada cambió su vida. José Miguel Bravo de Laguna, abogado del Estado y en los años 90 presidente del PP de Canarias, le propuso encabezar la candidatura del partido al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. Fue en 1994, el año anterior a las elecciones locales de mayor de 1995.

Soria le dio el sí y a partir de aquel momento su vida cambió de la privacidad a la proyección pública. El hombre, que era claramente un ultraliberal de derechas, nunca se había planteado cuál era realmente su ideología política. De hecho, el socialista Jerónimo Saavedra, que también conocía su trayectoria técnica y profesional, se había interesado antes que Bravo de Laguna por la disponibilidad de Manolo Soria, hijo de aquel exportador granadino, Manuel Soria Segovia, que se radicó en Gran Canaria, donde fue trasladado cuando trabajaba en Iberia (la línea aérea de bandera española), y se casó con una teldense de los López, con la que tuvo seis hijos: dos varones y cuatro mujeres.

Los varones son los únicos que se han dedicado a la política ya que Luis Alberto, hermano menor de José Manuel, llegó a ser consejero regional de Industria y Comercio. Da la impresión que ese es el mundillo económico que les atrae a ambos. Actualmente es socio director de Invertia Soluciones, una consultora de estrategias empresariales que se mueve como pez en el agua por los ayuntamientos del PP.

El presidente del PP parece que no se fía de sus hombres en el partido, excepto de su hermano, porque tanto en los gobiernos de Adán Martín como en el primero de Paulino Rivero los miembros del partido en el Ejecutivo han sido mujeres en su inmensa mayoría.

Las candidatas actuales a la Presidencia del Gobierno y Cabildo de Gran Canaria, Australia Navarro y Mercedes Roldós, respectivamente, ya fueron nombradas consejeras regionales de Presidencia y Sanidad por el jefe. Por no hablar de la sempiterna candidata al Parlamento y a la alcaldía de Santa Cruz de Tenerife, Cristina Tavío, Águeda Montelongo, Astrid Pérez o su sucesora en la alcaldía de LPGC y actual senadora, Pepa Luzardo.

A Soria le gusta rodearse de mujeres. Cuando lo hace de hombres, le salen ranas, como el caso del ex consejero de Política Territorial Tomás Van de Walle, que huyó del partido como de la peste tras las maniobras orquestales del líder supremo.

La hermana mayor, casada y luego separada de un Uche de Telde, también siguió la herencia paterna y trabajó en Iberia, junto a su hermana Pilar. Adela es jefa de laboratorios de la zona sur del complejo hospitalario Materno-Insular, mientras que Mari Luz es farmacéutica, regenta una farmacia en El Calero de Telde, aunque vive en Tafira, como el jefe del clan.

Antes de entrar formalmente en política, Soria rechazó la oferta de Saavedra, que se había fijado en aquel economista que había trabajado en el Ministerio de Industria y había sido asesor del ministro Carlos Solchaga, aquel de la reconversión industrial en uno de los gobiernos de Felipe González. Algo se le pegó al pollo.

En realidad Soria no rechazó la oferta de Saavedra por provenir de un socialista, sino por motivos personales y profesionales. Acababa de morir su padre y tanto él como su hermano pequeño Luis, que más tarde sería consejero de Industria en el Gobierno de Canarias, se hicieron cargo del negocio familiar de exportación relacionado con el Puerto de la Luz y de Las Palmas. Las oficinas del negocio familiar estaban junto al parque de Santa Catalina, al lado del edificio donde hoy está la sede central del PP en la isla.

Ese año de 1995 Soria logró la alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria por mayoría absoluta, justo la mitad más uno. Los 15 concejales logrados por el PP no son atribuibles a su persona ya que en aquel momento no lo conocía nadie más que su círculo más íntimo. La primera victoria de Soria no fue en ningún caso por su tirón personal, sino por la oleada emergente del PP en aquellos momentos que presagiaban la caída estrepitosa del PSOE el año siguiente. En 1996 Aznar tomó el relevo de González al frente del Gobierno de la Nación.

Sin embargo, Soria administró tan bien aquel primer poder que no lo ha vuelto a soltar a pesar de haber pasado 20 años, que no serán nada para el tango de Gardel, pero sí mucho tiempo en la política canaria. Dos décadas, cuatro lustros ininterrumpidos de poder en la isla redonda, la más pepera de todas las del Archipiélago.

Adiós al candidato

Las elecciones próximas del 24 de mayo serán las primeras en las que no se presenta José Manuel Soria en Canarias, que lo ha hecho de forma consecutiva, concatenando unas y otras desde 1995. 2015 será el año I después del Soria en Canarias tras veinte años ininterrumpidos de su presencia en las islas. Algo insólito.

El ministro de Industria, Turismo y Energía está muy a gusto en Madrid y ahora no añora mucho volver a las Islas. Entre otras cosas porque todas las encuestas le dan al PP el peor resultado de las dos últimas décadas. Él es un ventajista que juega sobre seguro.

En su momento le dio el “sí, quiero” a Bravo de Laguna, al que ahora acaba de expulsar del partido, porque otros le habían allanado el camino y se lo habían cubierto de rosas. Ahora la vereda del PP está llena de espinas y Canarias no es ninguna excepción.

Soria, que es muy listo, decidió hace tiempo no volver a presentarse en Canarias, sobre todo desde que empezó a leer las primeras encuestas demoscópicas que daban perdedor al PP en las Islas, por debajo de CC y PSOE. Él es de los que quieren llegar y besar el santo. No le gusta perder y su soberbia no le permite someterse a esa humillación pública. ¿Un ministro quedando tercero en discordia en las Islas? Ni de broma.

A él no le ocurrirá lo de Juan Fernando López de Aguilar, que se presentó a la Presidencia del Gobierno de Canarias tras su etapa como ministro de Justicia en el primer Gobierno de Zapatero y ganó de calle. 26 de 60 diputados regionales. El mejor resultado obtenido nunca por alguien en el Archipiélago, después de las primeras elecciones de 1983 con los 27 diputados de Jerónimo Saavedra. La soberbia y la egolatría de Soria no quieren tentar a la suerte.

Tuve la oportunidad de entrevistarlo antes de que entrara en política a principios de los años 80, doce o trece años antes de que se presentara en 1995 a las primeras elecciones. Fue en Canarias7, a sugerencia del aquel entonces presidente de Inforcasa, el abogado y ex letrado de la Caja de Canarias José Juan González Batista, quien era muy amigo de la familia de Soria y se conocían de veranear en Salinetas. De hecho allí fue la entrevista, en una casa junto a la playa.

El motivo de esa entrevista fue su condición de joven técnico comercial del Estado, una de las oposiciones más difíciles para los economistas en aquellos momentos. De hecho en la isla sólo había tres que habían conseguido aprobarlas: el veterano Juan Arencibia Rocha, Rafael (Fa) Molina Petit (que también fue consejero regional y concejal con Jerónimo Saavedra) y el propio José Manuel Soria, que en aquel momento no tendría más de 25 años. Acababa de aprobar aquellas duras oposiciones y se mostraba como una joven promesa técnica y profesional. En aquel año aún no pensaba en aventuras políticas. Su hora no le llegaría hasta 1995, con 37 años cumplidos.

José Manuel Soria López es un capricornio que nació la víspera de Reyes de 1958. Fue el regalo de Reyes que recibió su familia y posteriormente el que se tuvieron que envainar los grancanarios primero y todos los canarios después durante una larga temporada que ha durado 20 años y nadie sabe cuánto más tiempo más.

Si en 1995 le regalaron la alcaldía con mayoría absoluta de 15 concejales, cuatro años después no hay que regatearle el mérito por el que logró una mayoría absolutísima de 19 de 29 concejales. Lo nunca visto en la capital grancanaria, que el grupo de gobierno de un solo partido casi doble a los ediles de la oposición. Es verdad que en aquello ayudó la debacle de un PSOE que parecía no levantar cabeza y que además fue la época de los gobiernos fuertes de Aznar en Madrid.

Fue precisamente en 1999, justo la noche electoral de la gran victoria de Soria, cuando dimitió el entonces presidente regional del PP, José Miguel Bravo de Laguna, debido a que los resultados obtenidos por el partido no fueron considerados buenos. En Canarias solo se salvó el feudo grancanario, especialmente en la capital, que también trasladó buena parte de los votos al Cabildo.

Soria aprovechó la dimisión en caliente de Bravo de Laguna, su mentor, para posicionarse y recoger inmediatamente el relevo. Tanto que no ha vuelto a dejarlo hasta ahora, 16 años después. No solo eso, sino que su enfrentamiento personal con Bravo (dos gallos de pelea no pueden convivir en el mismo corral) ha terminado con la expulsión de éste del partido conservador y la fundación de Unidos por Gran Canaria.

El doble de Aznar

Ya en aquella época empezaban a conocer en la Península a Soria como el doble de Aznar, bastante más alto, eso sí, pero con el mismo enorme y desproporcionado ego, ese que te hace estar encantado de haberte conocido durante todo el tiempo. La prensa nacional decía que Soria era clavadito a Aznar, algo que le producía una sensación antitética: por un lado le agradaba que le compararan con el amado líder, pero por otra le fastidiaba porque él se creía más guapo que el castellano-leonés.

Tras sus dos etapas de alcalde de la capital grancanaria con mayoría absoluta, Soria siguió escalando puestos hasta convertirse en presidente del Cabildo de Gran Canaria, también con mayoría absoluta, la mitad más uno, 15 de 29 consejeros insulares. Fue desde 2003 a 2007, etapa en la que compaginó el cargo con el de diputado regional, donde estuvo dos legislaturas, hasta 2011.

En las segundas elecciones insulares fue descabalgado de la presidencia por PSC-PSOE y NC al no lograr en esta ocasión la mayoría absoluta. Desde 2007, cuando perdió la presidencia cabildicia tras una moción de censura, hasta 2010 fue además vicepresidente y consejero de Economía y Hacienda del Gobierno canario gracias al pacto con CC en el que Paulino Rivero presidió por primera vez el ejecutivo autónomo.

Soria se aferró al pacto con CC como fuego ardiendo ya que su ego no le permitía estar cuatro años en la oposición cabildicia después de haber sido el anterior presidente con mayoría absoluta, a lo que había que sumar las dos mayorías absolutas que había obtenido antes en el ayuntamiento capitalino. En 2007 ganó López Aguilar por goleada, pero los dos perdedores se unieron para dejar a los socialistas en la oposición.

Antes de entrar en política fue durante dos años analista de mercado para Venezuela y El Caribe en la Embajada de España en Caracas a principios de los ochenta. Tras licenciarse en Económicas y Empresariales sacó las oposiciones a técnico comercial del Estado en 1984, cuando el Gobierno de Felipe González llevaba dos años gobernando.

Precisamente al principio del segundo gobierno socialista fue asesor del gabinete del ministro Carlos Solchaga cuando éste fue titular de Economía y Hacienda. Al final de los 80 fue jefe del gabinete de la Secretaría de Estado de Comercio.

Líos judiciales

Es imposible separar a Soria de sus notables y constantes líos políticos, algunos de ellos pasando la delgada línea roja de la justicia. El más pintoresco y más conocido a nivel nacional es el denominado caso Salmón, destapado por Canarias Ahora, que se produjo en agosto de 2008. El director de este medio, Carlos Sosa, interpuso una denuncia contra Soria tras haber publicado el caso. La denuncia fue admitida por el TSJC y el fiscal anticorrupción Luis del Río la respaldó y pidió personarse en la causa por la presunta comisión de un delito de cohecho por el que era entonces presidente del Cabildo de Gran Canaria.

Se investigaba el trato de favor, justo tres años antes, al empresario noruego propietario de Anfi del Mar, Bjorn Lyng, ya fallecido, después de que éste hubiera invitado a Soria y familia en su jet privado a un viaje a Noruega para pescar salmón en el verano de 2005, además de a Salzburgo (Austria), donde disfrutó del famoso festival estival de música clásica junto a otro canario melómano como Jerónimo Saavedra.

En mayo de 2009, nueve meses después de la denuncia que hizo que Soria quedara imputado, la magistrada Margarita Varona archivó el caso. El fiscal hizo lo mismo por razones formales, no de fondo, al haber prescrito el supuesto delito. De todas formas, Soria quedó retratado. Independientemente de que se pudiera probar algún ilícito penal, política y éticamente era infumable que un presidente del Cabildo aceptara un viaje de un empresario con claros intereses de crear muchas camas turísticas en su negocio particular. El Cabildo aprobaría el plan que favorecía al empresario noruego.

El caso Eolo, que también afectó al PP presidido por Soria, fue otro escándalo. En este caso, además del amado (y odiado) líder, también estuvo implicado su hermano Luis Alberto ya que en aquel momento era consejero de Industria del Gobierno de Canarias. El entonces director general de Industria y Energía en la etapa de Soria junior, Celso Perdomo, fue detenido e imputado, junto a otras personas, entre ellas su novia, que trabajaba en el Cabildo. Fue el fin de la carrera política de Luis Soria. Celso Perdomo era compañero de clase y amigo personal de Luis Larry Álvarez Cardero, mano derecha de Soria por entonces.

Durante su etapa como alcalde de LPGC y presidente del Cabildo favoreció a amigos e influyentes periodistas como Pedro José Ramírez, director de El Mundo en aquella época. A la esposa del periodista riojano, la diseñadora Agatha Ruiz de la Prada, le adjudicó el mobiliario urbano de la ciudad en su etapa de alcalde y posteriormente, cuando presidió el Cabildo, le ofreció el CAAM para una exposición. Era la primera vez que en el CAAM se hacía una exposición de una diseñadora.

A cambio, Soria obtuvo un trato preferente por parte de El Mundo, donde como presidente del Cabildo le dio a Ramírez y a su diario de Unidad Editorial 600.000 euros (cien millones de las antiguas pesetas) por un concurso de publicidad bastante ridículo denominado Grancanarios del Mundo. Soria también logró que Ramírez colocara de corresponsal de El Mundo en Canarias a la periodista Teresa Cruz, en aquel momento esposa de su mano derecha Larry Álvarez, en sustitución de un servidor. De esta forma se aseguraba su proyección en la política nacional. Hoy es ministro y uno de los hombres de confianza del presidente Rajoy.

En una derivada del caso, José Manuel Soria fue condenado en costas judiciales por calumnias e injurias al acusar de mala fe al ingeniero cabildicio Francisco Cabrera, que había sido técnico de la Autoridad Portuaria y había denunciado a Soria por haber tratado de favorecer a una empresa privada del empresario Javier Esquivel, que luego fue su casero y le regaló casi dos años de alquiler mientras reformaba su lujoso chalé (lo que se conoció como el caso Chalé), en perjuicio de la empresa de titularidad pública Megaturbinas de Arinaga, para la explotación de la energía eólica en el muelle de aquella localidad costera de Agüimes en un concurso supuestamente amañado.

El caso Chalé fue denunciado también por este medio. La denuncia se ampliaba a los dos hermanos Soria, la mujer de José Manuel, la procuradora María del Carmen Benítez, y el entonces presidente de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, José Manuel Arnáiz.

Soria echó tinta de calamar al asunto y denunció a Carlos Sosa y al periodista Francisco Chavanel. Finalmente el presidente del PP perdió y tuvo que pagar las costas judiciales.

El líder del PP también tuvo que afrontar los casos de corrupción política y urbanística en 2006 y 2007, que afectaron a los municipios de Telde (caso Faycan), Mogán (caso Góndola) y Santa Brígida (caso Brisan). La nueva Fiscalía Anticorrupción, creada por el ministro socialista López Aguilar, hizo un majo y limpio en las Islas. Acabó con media corporación en Telde y su alcalde, Francisco Valido, tuvo que salir por patas junto a varios concejales del PP.

Años antes, Soria fue imputado a raíz de una denuncia del PSOE por el caso Jinámar, cuando el entonces alcalde negoció con el promotor Ambrosio Jiménez la permuta de las viviendas sociales del barrio del Mirador del Valle por suelo de su propiedad en Marzagán para trasladar allí a los vecinos y construir en el terreno resultante, tras derribar las casas, un centro comercial. La imputación a Soria apenas duró unos meses, pues fue archivada por un juez suplente -el titular estaba de baja médica- en agosto de 2001.

En el caso Grupo Europa, una derivada del caso Faycan, la denuncia del exgerente de la filial del grupo en Canarias, Francisco José Benítez Cambreleng, frenó el intento de políticos y funcionarios de enriquecerse a costa del suelo público. El objeto del negocio ilícito, según la Fiscalia Anticorrupción, era imputar un gasto al suelo cedido por Telde para construir viviendas sociales. Esas cantidades iban destinadas a pagar las comisiones ilegales.

El diputado regional y ex concejal de Urbanismo de LPGC, Jorge Rodríguez, número dos de Soria en el Parlamento, ejercía de intermediario de una promotora de viviendas ante los ayuntamientos gobernados por su partido. Además de Telde, el asunto también afectó a Santa Brígida, protagonista del caso Brisan, entre otros.

Jorge Rodríguez mantuvo una relación económica contrastada documentalmente con Grupo Europa a lo largo de varios años, aunque finalmente fue el único de los acusados que se salvó de una sentencia condenatoria, aunque no de una reconvención judicial.

Cambreleng, que hizo la denuncia en Canarias Ahora, apuntó directamente a José Manuel Soria como autor de la grabación que dio lugar al denominado Soriagate, cuando en 2009 el entonces vicepresidente del Gobierno canario pretendió sonsacar información al denunciante sobre el caso Grupo Europa y una supuesta conspiración política, judicial y mediática para acabar con su carrera. Fue lo que la revista Época, del grupo Intereconomía al que también premió con concursos de promoción turística de Canarias, tildó de Un GAL sin crímenes en Canarias.

El caso Emalsa fue otro que trajo cola, sobre todo porque sigue coleando a pesar de que han transcurrido 22 años desde que se vendió la empresa municipal de agua.

El 11 de noviembre de 2008, la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Canarias estimó un recurso presentado por la sociedad Aquagest contra la venta de acciones de Emalsa por parte del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, realizada por el Partido Popular en 2001, cuando José Manuel Soria, era alcalde de la ciudad.

El 26 de octubre de 2001, siendo alcalde de la capital grancanaria José Manuel Soria, adjudicó la compraventa de parte de las acciones representativas del capital social de Emalsa a la empresa Nueva Nuinsa SL y a la francesa Societé D´amenagement Urbain et Rural SA.

La Sala estimó el recurso de Aquagest, Promoción Técnica y Financiera de Abastecimientos de Agua SA y reconoce el derecho de ésta “a la adjudicación del concurso público”.

Veintidós años después de la venta de Emalsa en 1993, el negocio del agua en Las Palmas de Gran Canaria sigue inmerso en un gran galimatías. En noviembre de 2008 la Sala de lo Contencioso del TSJC anuló el proceso de privatización llevado a cabo 16 años antes, que entregó el poder de Emalsa a la UTE formada por las empresas Unelco y la francesa Saur. Este caso interminable ha recibido mil embates contradictorios y, mientras, en la ciudad siguen las camas sin hacer y la casa sin barrer.

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