Una historia de éxitos y fracasos

Alumnos recibiendo una lección en el aula

Enrique Bethencourt

Santa Cruz de Tenerife —

Las primeras elecciones en la enseñanza pública no universitaria se celebraron en diciembre de 1987. En ellas el STEC arrasó en el Archipiélago. Se produjeron en medio del conflicto de la jornada única, en el que el sindicato nacionalista y sus líderes tuvieron un enorme protagonismo. Pero también su éxito fue fruto del trabajo acumulado previamente en defensa de una escuela canaria. Antes incluso de que se produjeran las transferencias educativas a nuestra Comunidad en el primer Gobierno de Saavedra, con una Consejería de Educación dirigida por el profesor Luis Balbuena, que asumió la creación de una hasta entonces inexistente red de centros y la conformación de plantillas docentes acordes con las necesidades del Archipiélago.

Balbuena se resistió a la implantación de la jornada continua, una reivindicación esencialmente laboral y que divide a los expertos en el plano pedagógico. Pero mantuvo líneas de entendimiento con las comunidades educativas y con los sindicatos de los que entonces se sabía su capacidad movilizadora pero no su peso real entre el profesorado. Emilio Mayoral, sindicalista en FETE-UGT entonces y que más tarde fue alcalde de Las Palmas de Gran Canaria y hoy diputado, señaló en las vísperas de los primeros comicios sindicales que unos tenían los gritos (en referencia al STEC) pero otros tenían los votos. Se equivocó con rotundidad.

Pero volviendo a la situación educativa de entonces, la llegada del que fuera rector de la Universidad de La Laguna Enrique Fernández Caldas a la Consejería en 1987 inauguró un momento de especial conflictividad. Apenas iniciadas las clases una decena de colegios de Las Palmas de Gran Canaria adoptaba unilateralmente la jornada escolar continua.

El departamento educativo sancionó a los directores y se abrió un conflicto que se prolongó hasta los primeros meses de 1988.

Al final, los docentes lograron su objetivo y la Consejería de Educación aprobó una aplicación experimental de la jornada única que se convirtió en generalización en la práctica totalidad de centros de Primaria de la Comunidad Canaria. Nunca fue evaluada esa infinita fase experimental.

Aquella victoria fue anticipada por otra similar en las urnas de quienes habían sido sus protagonistas en las aulas y en los medios de comunicación del Archipiélago.

Homologación

Luego vendría el primer conflicto de la homologación, en la misma legislatura, pero con cambios en la Presidencia del Gobierno, donde Lorenzo Olarte sustituyó al breve Fernando Fernández tras presentar este una cuestión de confianza; y el escritor y profesor Juan Manuel García Ramos hizo lo propio con Caldas al frente del departamento educativo.

El profesorado canario gana también la batalla y, aunque parcialmente, se avanza en la homologación del profesorado con el resto de los funcionarios o, al menos, se logra un incremento retributivo a aplicar en los próximos ejercicios presupuestarios con la ley de 29 de abril de 1991, que establece “un plan de cinco años de incrementos retributivos sobre el complemento específico, de forma tal que, concluido dicho plan, se considerará lograda la homologación con las retribuciones de los funcionarios no docentes al servicio de la Comunidad Autónoma”.

Con anterioridad, en 1990, el STEC repetía como primera fuerza en las elecciones de las juntas de personal de Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife.

Tras las elecciones de 1991 llega a la Consejería el socialista José Antonio García Déniz, que protagoniza agrios enfrentamientos con el colectivo docente y, en especial, con el STEC, por diferencias en torno a la estabilidad del profesorado interino y a la aplicación de la jornada continua, entre otros asuntos.

Posteriormente, en 1993, tras la moción de censura de Hermoso a Saavedra, la Consejería de Educación pasa a ser dirigida por destacados miembros históricos del STEC. No solo por el consejero y viceconsejero, José Mendoza y Marino Alduán, respectivamente, sino que también direcciones generales y otros cargos intermedios descapitalizan humanamente el sindicato, que aún resiste en los comicios de 1994.

Tutorías

A continuación se viviría un conflicto prolongado en la Educación Secundaria. La Consejería decidió obligar al profesorado a atender a los padres y madres en horario de tarde de manera periódica. Lo que llevó a huelgas y movilizaciones prolongadas. También a rupturas en los sindicatos, como la que da origen a EA Canarias, en buena medida una escisión del STEC. EA-C se presenta en sociedad en las elecciones sindicales de 1998 con notable éxito.

Unos comicios en que el STEC pierde su hegemonía en el Archipiélago. CCOO se convierte en la fuerza con mayor número de electos, 24, por delante del STEC (22), EA-C (11) y ANPE (10).

En 1999, José Miguel Ruano se sitúa al frente de la Consejería, donde estaría hasta mitad de la siguiente legislatura en que sería sustituido por Isaac Godoy. La estabilidad y el acceso diferenciado de los interinos atravesó el mandato de Ruano; fue entonces cuando José Carlos Mauricio, en esos momentos diputado en el Congreso, soltó aquello de que los interinos eran “unos gandules y unos burros, que ni siquiera sabían dónde estaba Venezuela”.

En 2002 las fuerzas se equilibran. STEC y CCOO empatan a 19 delegados. Y surge un nuevo sindicato, Insucan, que representa los intereses del profesorado interino y sustituto; logrando un resultado espectacular: 16 actas, nueve en las orientales y 7 en las occidentales.

Por detrás se sitúan EA-C, con 12, ANPE (8); UCPL (6) y UGT (4). CSIF y Sepca no consiguen votos suficientes para alcanzar representación.

El STEC salva los muebles gracias a sus resultados en las islas orientales, con 14 representantes, mientras que en las occidentales fracasa, con apenas cinco electos, su peor resultado histórico; la consolidación de EA-C y la aparición de INSUCAN diezman notablemente a los nacionalistas.

ANPE muestra una situación inversa: notable éxito en Santa Cruz de Tenerife, con ocho delegados, y batacazo en Las Palmas, donde no obtuvo representación. COOO duplica en Las Palmas (13) los resultados de la provincia tinerfeña.

EA-C, por su parte, consigue 5 en Las Palmas y 7 en Santa Cruz de Tenerife, completando con 12 su mejor resultado en toda la serie; a partir de los próximos comicios, los de 2006, comenzaría un declive que le llevaría a que no se presenten en las elecciones de diciembre de 2014 y a que anuncien la celebración de un congreso extraordinario para enero de 2015.

Con Isaac Godoy se producen varias huelgas en favor de la homologación retributiva. El consejero que dirigió el departamento desde mayo de 2005 al final de la legislatura en junio de 2007 es rotundo en ese momento al declarar que “no habrá subidas retributivas a cambio de nada. La sociedad no las entendería”.

En 2006 se mantiene la pugna entre STEC (19) y CCOO (18), con ANPE a muy corta distancia (15). Insucan pierde apoyo respecto a 2002 (reduce de 16 a 11), EA baja uno y UCPL incrementa en tres sus anteriores resultados, pasando de 6 a 9.

Siguen existiendo profundas diferencias territoriales. El STEC duplica sus resultados en Las Palmas (13) en relación con los que logra en Santa Cruz de Tenerife (6), donde experimenta una ligera recuperación. Situación similar sufre CCOO: 12 en las orientales y 6 en las occidentales. Al contrario le sucede a ANPE, con 13 delegados en la provincia tinerfeña y 3 en la de Las Palmas.

Desde noviembre de 2006, fecha de esos comicios, a los siguientes, en noviembre de 2010, se viven momentos muy convulsos en la enseñanza pública de las Islas. Con Milagros Luis al frente del departamento educativo se produce un notable recrudecimiento del conflicto de la homologación. Bajo el controvertido lema Homologación sin contrapartidas.

Referéndum

En esta ocasión, y tras varios cursos de huelgas y movilizaciones, CCOO intentó dar una salida al prolongado conflicto junto a otros sindicatos del sector (ANPE, CSIF, Insucan o Sepca) estableciendo un preacuerdo con la Consejería de Educación por el que se planteaba un nuevo marco retributivo del personal docente no universitario de Canarias basado en la aplicación de sexenios.

El mismo fue sometido a referéndum a finales de enero de 2008, siendo rechazado por casi el 80% del profesorado.

Sus efectos se notaron en 2010. En los resultados y en la bajada en la participación. El STEC fue el principal beneficiado, seguido de una ANPE que continuaba escalando posiciones, mientras que CCOO, UCPL y EA-C padecían un relevante descenso.

Nos encontramos no sólo ante el fracaso de los enseñantes en la batalla de la homologación. Lo que produjo una sensación de desmoralización colectiva que todavía se arrastra. También en el comienzo de los fuertes recortes presupuestarios en materia educativa y sus consecuencias en la tarea docente.

En las elecciones de finales de 2010, el STEC, con el 29,07% de los sufragios, se colocó en primer lugar con 25 actas, mejorando ostensiblemente su registro de los anteriores comicios. Quedan primeros claramente en Las Palmas (17 electos) pero siguen teniendo su talón de Aquiles en Santa Cruz de Tenerife, pese a que mejoran pasando de seis a ocho representantes, pero superados ampliamente por ANPE (16). Por Islas, el sindicato nacionalista triunfa en Gran Canaria, Fuerteventura, Lanzarote y La Palma.

En segundo lugar quedó ANPE, con 21 representantes, y también con una notable diferencia territorial: 17 delegados y el 41% en las occidentales y cinco y el 11% en las orientales.

CCOO continúa retrocediendo, con 18 actas, cuatro menos que en 2006, con un apoyo del 16,28% de los docentes que se animaron a votar en aquella jornada electoral. Otros sindicatos con representación son Insucan (8; 9,35% de sufragios), EA-C (7; 8,14%), UGT (7; 8,14%) y UCPL (4; 4%).

Tanto EA como Insucan y UCPL bajan respecto a sus resultados de 2006. Por su parte, Sepca, CSIF y Cobas no logran superar la barrera establecida para obtener representación.

Unidad

Tras su victoria, el STEC señala su compromiso con la unidad de los trabajadores del sector, “así como propiciar una unidad sindical más allá de intereses particulares, a fin de exigir al Gobierno canario que se produzcan auténticas negociaciones para impedir el desmantelamiento y la privatización del servicio público educativo y conseguir la potenciación y el fortalecimiento de la educación pública en Canarias”.

Luego vendrían cuatro años marcados por las duras restricciones presupuestarias y la batalla contra la LOMCE, con la aparición de las mareas verdes educativas.

Y que abrieron una etapa de colaboración entre sindicatos y AMPAS tras una larga etapa de desencuentros. Así como una relación menos virulenta entre sindicatos y Consejería: el departamento de José Miguel Pérez se alineó en la lucha contra la LOMCE y gestionó hábilmente la política de personal, en especial con una agilización acertada de las sustituciones.

Una participación en declive

Los primeros comicios sindicales en la enseñanza pública no universitaria de las Islas fueron acogidos con gran interés por el profesorado, lo que se tradujo en elevados niveles de participación. Pero esta ha ido descendiendo convocatoria tras convocatoria, en consonancia con la desmovilización social en todos los ámbitos. Menos del 50% de los docentes acudió a las urnas en 2010.

Además, 508 enseñantes votaron en blanco (315 en las islas orientales y 203 en las occidentales); se escrutaron, asimismo, 132 votos nulos, de los que 86 correspondieron a las mesas electorales de Las Palmas y 46 a las de Santa Cruz de Tenerife.

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