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La profesora de Religión que no renovó el contrato por estar separada recurrirá al Tribunal de Estrasburgo

La profesora canaria de religión a la que no se renovó el contrato por tener una relación afectiva con un hombre tras separarse de su marido está “indignada” por la sentencia del TC que rechaza la inconstitucionalidad del Acuerdo con la Santa Sede para la elección de estos docentes.

Así lo manifestó este viernes María del Carmen Galayo Macías, quien aseguró que llevará su caso al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo ante el fallo del TC (Tribunal Constitucional), que señala que “corresponde a las confesiones la competencia para el juicio sobre la idoneidad de las personas que hayan de impartir la enseñanza de su respectivo credo”.

Según la docente, “parece que estamos en la época de la Inquisición porque si te separas de tu marido, te vas de copas, tienes un hijo soltera o te afilias a un sindicato, te retiran esa idoneidad”.

Los profesores de religión “estamos todos vendidos, pues uno no se podrá mover de su casa”, protestó Galayo acerca de este fallo, que se produce a raíz de la remisión de su caso al TC por parte del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC), al que la profesora recurrió después de que se le desestimara por el juzgado pertinente.

El TSJC consideró que, antes de pronunciarse sobre el recurso presentado por Galayo, el TC debía determinar si se ajustan a la Constitución los contenidos del Acuerdo sobre Enseñanza y Asuntos Culturales que el Gobierno y la Santa Sede suscribieron en 1979.

Galayo manifestó su incomprensión sobre la situación creada ante este pronunciamiento del Constitucional porque el contrato para impartir estas clases se firma con el Estado, que es aconfesional, y “quien paga es la Administración”, dijo.

“No soy cura, ni monja, ni he hecho voto de castidad”, sin embargo, a “los curas pederastas no los retiran y dan clase de religión” católica, criticó Galayo, quien consideró una “aberración” esta primera sentencia del TC sobre este asunto, que afectará -advirtió- a otros catorce casos similares al suyo sobre los que está pendiente de pronunciarse.

Así mismo, afirmó que detrás de ella irán “13.000 profesores de religión”, pues “soy una ciudadana corriente” como el resto, al tiempo que consideró que “los jueces también se pueden equivocar”.

Galayo recordó que está suspendida en el ejercicio de la docencia como profesora de religión desde hace siete años y que el fallo del TC la “condena para toda la vida”.

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