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Wladimiro, el dios Jano de Coalición Canaria

Eustaquio Villalba Moreno / Eustaquio Villalba Moreno

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Wladimiro acusaba en su artículo de transfuga ideológico a Juan Manuel , de haber pasado del PCE a ATI por afán de poder, y le pone de ejemplo a José Carlos Mauricio, una persona, según Rodríguez Brito, que siempre ha mantenido sus principios ideológicos. En su respuesta Juan Manuel añade una frase que es toda una declaración de principio: “P. D. Otro desacuerdo al margen don Wladimiro: a mi me cae simpático Mario Conde.”

Ésta era (es) su cara progresista, la que vertía esos encendidos discursos llenos de términos como aguamangantes, latifundistas, caciques y de especuladores que querían “jonkonizar” Canarias. Pero, al poco tiempo mostró su otra cara, la que le convierte en un ser bifronte, en un nuevo Jano. A diferencia de su criticado compañero de coalición, el cambio ideológico, el que implica pasar de Secretario General de los comunistas tinerfeños a consejero del cabildo con Coalición Canaria, no vino acompañado de un cambio en el discurso, no hay ninguna declaración de Wladimiro expresando su admiración por el banquero de moda. Continua con los mismos tópicos sin importarle la evidente contradicción con los hechos: Coalición Canaria, y también él, llevan muchos trienios en el poder y son los responsables de lo que denuncia en sus soflamas.

El consejero de Medio Ambiente del Cabildo es un prolífico articulista y, cabría suponer que la mayoría de sus colaboraciones periodística en el periódico El Día (portavoz del más cutre independentismo tinerfeño) tienen como objetivo explicar a los ciudadanos lo que hace su Consejería en pro de la conservación del patrimonio natural de la isla. Nada más lejos de la realidad, la mayoría de sus colaboraciones en prensa se refieren a temas agrícolas y, desgraciadamente para la naturaleza, lo hace desde una óptica en la que poco tienen que ver las políticas conservacionistas, y mucho con una visión trasnochada de la agricultura canaria derivada de su admiración de la sociedad isleña de su niñez. Por eso resulta compresible, pero no justificable, que su ardorosa defensa de una sociedad agraria inexistente, haya sido compatible con propuestas como celebrar una etapa de la carrera de 4x4 en el Parque Nacional del Teide, oponerse a la continuidad del teleférico y figurar en su consejo de administración, manifestarse en contra del tendido de alta tensión que afectaba al bosque de Vilaflor y votar en el Cabildo a su favor, apoyar la construcción de un hotel de cinco estrellas en Las Cañadas o avalar, en contra de la opinión de sus técnicos y de su evidente ilegalidad, la celebración en la playa de Las Vistas del festival de música Son Latino. No cabe duda de que son méritos suficientes para figurar en el Olimpo de la política canario como su dios bifronte, pero el problema de tener dos caras es que no queda espacio para el cerebro.

Entre los pocos artículos dedicados al medio ambiente del responsable de la Consejería del Cabildo, destacan los dedicados a criticar las leyes que protegen el territorio y los ecosistemas asociados, pero resulta llamativo que eluda sistemáticamente los graves problemas ambientales que sufre la isla. Es verdad que en algunas veces, pocas, las palabras de Wladimiro coinciden con los hechos. Es el caso de su proyecto de un puente en el Barranco del Río declarado ilegal por no cumplir las normas que protegen los espacios naturales. Esta “coherencia” del consejero nos costó a los contribuyentes un montón de dinero en su construcción,desmontaje y recuperación de los espacios afectados.

Sus manifestaciones en contra de cumplimiento de las leyes (las que su partido ha aprobado) son recurrentes en sus artículos. Como muestra estas frases: “Mientras, aquí, nuestros vigilantes ambientales continúan aplicando unas leyes hechas desde los despachos urbanos por ignorantes del campo y de la sabiduría popular que protegían todo excepto a los agricultores y ganaderos, el campo y la naturaleza como lugar de contemplación y estudio, olvidando que en el siglo XXI el agua y los alimentos son temas claves para todo el planeta. [...] Son leyes hechas en Canarias en unos despachos de la administración, cargados de burócratas y ordenadores que no han tenido voluntad para hablar ni entender la cultura del medio rural y, sobre todo, el trabajo, el esfuerzo y la sabiduría popular que esconde cada barranco, chapa o morra” (El día, 3-10-2010) “De tal manera que tenemos sobre la piel de la isla más de 20 categorías de protección de espacios y suelos, mientras la especie campesina no aparece protegida en ninguna ley”. (El Día 31-10-2010).

Aunque parezca increíble, este señor ocupa el bien remunerado cargo de Consejero de Medio Ambiente desde hace muchos años, pero es un hecho que olvida cuando habla y cuando escribe. Alguien debería explicarle lo que significa el estado de derecho en una sociedad democrática y cual es su responsabilidad en la conservación del patrimonio natural de Tenerife.

Eustaquio Villalba Moreno

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