Es muy fácil dirigir cualquier departamento público cuando hay dinero y el respaldo inquebrantable de quien te puso y de quien te mantiene. Es una delicia acudir a los consejos de administración o a las comisiones parlamentarias de control sabedor de que las dos fuerzas políticas que te respaldan van a hacer lo indecible por proteger todas tus debilidades y justificar cualquiera de tus más atrevidas decisiones. Es exitante mofarte del adversario crítico y hasta tratar de ridiculizar al representante ciudadano que discrepa. Pero cuando los apoyos empiezan a quebrarse, cuando el socio de quien te puso empieza a coincidir peligrosamente en todo con el partido de la oposición, el que te ataca ferozmente cada vez que te pones a tiro, entonces ese día alegas una enfermedad y no te presentas en el Parlamento. Lo hizo este martes Willy García, que envió a su jefa de gabinete dos horas antes de su comparecencia para anular la convocatoria elegando enfermedad. Sabía lo que le esperaba, un auténtico infierno, con los parlamentarios del PSC y del PP acribillándolo por su gestión, pidiéndole explicaciones sobre el destino de seis millones de Europa, por lo caro que va a costar el mantenimiento de esa web por 150.000 euros al año encargada a Suso Zárate, por lo que le pagó a Mackenzie por ponerla en marcha, por lo de Plural, por lo de Can Can... Demasiados frentes como para no cogerse una baja.