La Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) prepara para el próximo 3 de mayo una jornada de protestas en todo el país para reivindicar la profesión periodística, que sufre una doble crisis, una económica y otra de modelo. Más de 5.000 profesionales de la comunicación han perdido sus empleos y en las listas del paro ya hay inscritos más de 10.000. La precariedad, acrecentada con las nuevas reformas laborales, amplifica la crisis y conduce a una pérdida de pluralidad y de calidad en la información, lo que automáticamente se traduce en una merma de derechos fundamentales como el de la libertad de expresión y el derecho a la información veraz. La Declaración de Valladolid, suscrita por la asamblea de la FAPE el pasado fin de semana, reivindica “un cambio de mentalidad en los editores”, es decir, de la empresa periodística. “No es de recibo que apuesten por la precariedad, por la desmotivación de sus plantillas, que den, en definitiva, pasos que están llevando al hundimiento de sus empresas”. En consecuencia, se convierte en inaceptable que un redactor jefe o que dos jefes de sección dimitan de sus puestos por disconformidad con la empresa y ésta les conmine a firmar una carta de baja voluntaria. Y supera ya lo esquizofrénico que, habiéndose negado a tan estrambótica exigencia, no les permitan trabajar anulando sus claves de acceso al sistema informático de edición.