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Aquel cartel del festival de cine

Siete años y once meses después, el promotor Roberto Gutiérrez recibió por sorpresa un encargo del Ayuntamiento, ya con Pepa Luzardo de alcaldesa. Su jefa de gabinete telefoneó al empresario para que su agencia de publicidad presentara una propuesta de cartel para el festival de cine porque el concurso convocado a tal efecto había quedado desierto. Maldito Rodríguez hizo una propuesta muy atrevida que gustó en todas y cada una de las reuniones en las que fue defendido por sus creativos. Lo aplaudió Claudio Utrera, director del festival; lo aplaudió Margarita Pérez, gerente de Promoción de Las Palmas; lo aplaudieron estos y otros colaboradores en una reunión con la concejala, García Bolta. Ya con el visto bueno, reclaman a Gutiérrez que acuda a recibir el plácet a la alcaldía, a lo que el empresario se opone. Luzardo, que ese día estaba de mal humor, según relató su jefa de gabinete, ordenó que se cambiara la tipografía y el fondo porque no le gustaban. De mal humor y algo caprichosa, añadimos nosotros. El cartel no se cambió y tuvo que ser finalmente rechazado por todos los que antes lo habían aplaudido.

Siete años y once meses después, el promotor Roberto Gutiérrez recibió por sorpresa un encargo del Ayuntamiento, ya con Pepa Luzardo de alcaldesa. Su jefa de gabinete telefoneó al empresario para que su agencia de publicidad presentara una propuesta de cartel para el festival de cine porque el concurso convocado a tal efecto había quedado desierto. Maldito Rodríguez hizo una propuesta muy atrevida que gustó en todas y cada una de las reuniones en las que fue defendido por sus creativos. Lo aplaudió Claudio Utrera, director del festival; lo aplaudió Margarita Pérez, gerente de Promoción de Las Palmas; lo aplaudieron estos y otros colaboradores en una reunión con la concejala, García Bolta. Ya con el visto bueno, reclaman a Gutiérrez que acuda a recibir el plácet a la alcaldía, a lo que el empresario se opone. Luzardo, que ese día estaba de mal humor, según relató su jefa de gabinete, ordenó que se cambiara la tipografía y el fondo porque no le gustaban. De mal humor y algo caprichosa, añadimos nosotros. El cartel no se cambió y tuvo que ser finalmente rechazado por todos los que antes lo habían aplaudido.