La denuncia de Rodríguez Ramírez contra el concurso de asignación de frecuencias radiofónicas es uno de los más sonados disparates que pueden haberse registrado en la fiscalía en su larga y accidentada historia. Que la fiscal María Farnés Martínez la haya hecho suya es bastante sorprendente, y del hecho contrastado de que lo haya hecho sin ni siquiera ver el expediente o solicitar un informe independiente de contraste, parten nuestras críticas a esta profesional. Ya nos han caído algunos reproches por nuestra opinión, como si haberle aplaudido en sus primeros años de investigación en Las Teresitas nos obligara a celebrar eternamente sus decisiones. Martínez nos pareció siempre una fiscal valiente por investigar hechos ocurridos en el seno de los poderes más arraigados de la sociedad tinerfeña, pero llegado el tramo final de la instrucción criticamos que pidiera el archivo del delito de cohecho. Como criticamos el ascenso de la magistrada Carla Bellini pero aplaudimos la dedicación que le aplicó al mismo caso de Las Teresitas, y hemos terminado criticando su error con las escuchas a todas luces ilegales de una presa y su novio en la cárcel Tenerife 2. Estamos tan legitimados para aplaudir una actuación de una profesional como para criticarle otra, cosa que no estamos seguros que puedan hacer los que siempre la consideraron una mala profesional, calificativo que jamás hemos pronunciado. Ni pronunciamos ahora que no compartimos su resolución.