Si fuéramos bien pensados creeríamos que la decisión de no pagar a los concejales por asistir a tan mañaneros plenos responde al interés del alcalde y de su grupo de gobierno de ahorrar dinero al erario público, de manera que se pueda acoger la Corporación a esa moda tan frenética del déficit cero. Moda que debe ser la culpable, concluímos, de que el mismo Ayuntamiento de La Oliva tenga un paquete abierto en la Seguridad Social y en la Agencia Tributaria en forma de sendos expedientes por no estar al día en el pago de los seguros ni el IRPF de sus concejales y de su nunca bien pagado alcalde. Un alcalde que, por cierto, que no está nada conforme con que la Audiencia de Cuentas haya descubierto estos inapreciables descuidos, que él achaca a que “el par de comunistas que quedan en Canarias” la tienen tomada con su ilustrísima y serenísima autoridad. Hemos visto el certificado del secretario general de la Audiencia de Cuentas y podemos garantizarles que no suena a broma. Y no tiene mucha pinta de provenir del politburó.