Juncos Canarias, como se llama el taller de chapa y pintura, se publicita en la red con el sugestivo enganche de instalar en los vehículos de sus clientes un kit de manos libres. Toda una metáfora del descontrol de la Consejería de Bienestar Social, con Inés Rojas al frente, que debería vigilar a qué destinan los fondos públicos las adjudicatarias a dedo, como Mundo Nuevo. Porque, con las mismas personas al frente de las tres empresas -la otra es Iscan Transportes Sociosanitarios- resulta harto llamativo que desde la firma del primer convenio entre Mundo Nuevo y el Gobierno de Canarias, en 2006, a razón de unos 15 millones de euros anuales para la gestion de los centros de acogida, los dividendos del taller de chapa, pintura y manos libres se dispararan, justo a partir de entonces, hasta seis veces. Los trasvases de cantidades millonarias entre Juncos Canarias e Iscan coinciden en el tiempo en que sus directivos tomaron el control de los centros de menores extranjeros, según hemos podido comprobar en la documentación oficial consultada. Y no deja de ser llamativo que la empresa de reparación de automóviles también se publicite como receptora de servicios de la Administración pública en la regulación de actividades sanitarias, educativas y culturales.