Ya les contamos en una ocasión -y es clave que lo recordemos- que Arnáiz está donde está porque la gran familia portuaria le perdonó los pecados de juventud cometidos contra ella. “Todos tenemos derecho a rectificar”, dijo la voz más representativa, y a continuación lo hicieron presidente del Puerto. Pero Arnáiz es de los que se lanza que es un gusto, dicen los que tiene cerca, y no hay día que el hombre no se olvide de a quién le debe el coche oficial. De momento ya le han mandado el mensaje: “no eres el concejal número 30, y tú a Pepa no le debes el puesto, así que ponte en sintonía”, dicen que le han dicho. Ya lo sospechábamos desde que el otro día lo vimos en la puerta del edificio de la Autoridad Portuaria de pie, estoicamente, esperando treinta minutos de reloj que llegara la alcaldesa. Y todo lo que ustedes están viendo que pasa, que no es normal que un presidente de un puerto se signifique tanto y no se adapte más a la ancestral prudencia del sector.