Sin que podamos adelantar nada porque es imposible conocer qué piensa preguntarle la magistrada Varona al vicepresidente del Gobierno, todo hace pensar que le pedirá que aclare de la manera más precisa que pueda, y a ser posible sin mentir en exceso, de dónde salieron los más de 10.000 euros que Soria pagó en la recepción de Anfi del Mar tras disfrutar en ese complejo de lujo de Mogán de sus vacaciones veraniegas durante varios veranos. Sólo José Manuel Soria puede aclararlo, sólo el imputado puede indicar si ese dinero lo sacó él o su esposa de alguna cuenta que, por una razón que se nos escapa en estos momentos, no fue investigada por la Policía. O si en realidad ese dinero no salió de una cuenta bancaria de las que informó en su comparecencia de noviembre, sino de un calcetín donde la familia va depositando pacientemente unas monedas diarias hasta completar el importe de las vacaciones. O si, en el peor de los casos, no pagó nunca un euro y todo fue un gesto de generosidad del fallecido Björn Lyng, con quien le unía una entrañable amistad.