Ahora falta por saber quién querrá comprar el 29% del 34 que tiene el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, que aún no se ha vendido. Ya saben que la alcaldesa está desesperada por hacer obras en los barrios de la ciudad y necesita la platita, pero los actuales y nuevos socios suyos en Emalsa deberán analizar concienzudamente el alcance de la operación. Por un lado, si Sacyr decide quedarse con el 14,5%, Saur deberá hacer lo propio con igual porcentaje, pero si la constructora se conforma con lo que ha comprado a Endesa, deberá ser Saur quien asuma la mayoría del capital, o renunciar y que entren otros socios. Todo ello, si no se produce un ataque de cordura y alguien decide dar entrada directa a capital canario que quiera dar un airote isleño a la cosa. Alguien que sepa de acuíferos, agua salobre y lo que nos jugamos. Quizá sea mucho pedir.