Las Cañadas del Teide: el SOS del Parque Nacional más visitado de España y la Unión Europea

Canarias Ahora

27 de septiembre de 2025 15:18 h

0

Es una de las maravillas naturales del mundo, España y Canarias: el tercer volcán más alto del planeta y el pico más alto del país, con una naturaleza plagada de endemismos y extremandamente frágil, pero que ha conseguido sobrevivir en un entorno hostil, de alta montaña y entre coladas de lava, perfectamente adaptada a esas durísimas condiciones. Sin embargo, una amenaza mayor está poniendo en peligro este enclave valiosísimo y único: los turistas. Se trata del Parque Nacional del Teide, en Tenerife, que en 2024 recibió más del doble de visitas que otros Parques destacados de España, como el de la Sierra de Guadarrama, con 2,4 millones de visitantes, y de la Unión Europea, como el de los Lagos de Plitvice, en Croacia, con 2,2 millones.

El Teide pulverizó esos registros al recibir 5,2 millones de visitas: más del doble que todos los habitantes de Canarias (2,2 millones), y un millón más de visitantes que el famosísimo Parque Nacional de Yosemite, en California, uno de los más visitados de EEUU. La diferencia, que Yosemite tiene más de 3.000 kilómetros cuadrados de extensión, mientras que el Teide no alcanza los 190.

La poderosa montaña y sus imponentes cañadas son, sin embargo, frágiles, y las amenazas que se ciernen sobre ellas son cada vez más numerosas. Hace apenas un mes un reciente estudio publicado en la revista Global Ecology and Conservation constataba que la presión humana es la responsable de que el ecosistema en el entorno del volcán “no funcione plenamente”.

La solución a la situación actual del Parque Nacional ha sido objeto de debate desde hace años.

Menos coches, pero sin distinguir entre turistas y residentes

Para intentar regular su uso y gestión en la pasada legislatura se elaboró un borrador encargado por la Consejería de Transición Ecológica, dirigida entonces por José Antonio Valbuena (PSOE). Fue el llamado PRUG (Plan Rector de Uso y Gestión), que proponía entre otras medidas prohibir diferentes actividades que se realizan dentro del Parque, como rodajes de cine o publicidad, acceder con perros, realizar determinados deportes en pistas o la presencia de colmenas. El documento, sin embargo, ampliaba el número de visitantes diarios permitidos al cráter del Teide, una de las zonas más delicadas del volcán. Pero sin duda la propuesta más polémica entonces fue la relativa al acceso en coche al Parque. Se puso sobre la mesa la posibilidad de controlar el tránsito de vehículos privados y que las visitas se realizaran solo en guaguas que partirían desde intercambiadores situados en los márgenes del Parque, fuera de él. Los coches que entraran en el Parque no podrían detenerse, salvo en aparcamientos concretos, y se abría la posibilidad de cobrar por su uso, también a los residentes.

El consejero Valbuena insistió en repetidas ocasiones en que no se prohibía el tránsito de vehículos por las carreteras de este enclave natural, pero el estacionamiento no sería libre.

La polémica fue mayúscula, no solo por las protestas desde numerosas asociaciones ecologistas, deportivas, de caza, audiovisuales, etc., sino desde el Cabildo de Tenerife, gobernado entonces por el propio PSOE, y desde los partidos de la oposición tanto en el Gobierno canario como en el Cabildo, Coalición Canaria y el PP, que llegaron a afirmar que se estaba “robando el Teide” a los tinerfeños y que el texto era un “disparate”.

Ahora, con más visitantes y sin ninguna medida implementada desde entonces, el Cabildo rescata ese PRUG, aunque con algunos cambios, ya que es más laxo en cuanto a las restricciones a algunas actividades, como el ciclismo en pistas o los rodajes audiovisuales. Sin embargo, se mantiene la propuesta que fue más criticada: el control de acceso con vehículos privados, que ahora quedaría totalmente prohibido durante unos horarios concretos, y la obligación de visitar el Parque solo en guaguas, con la diferencia de que esta vez los intercambiadores no se situarían en los márgenes del Parque, sino alejados de él, en varios puntos repartidos por la isla.

Aunque el control del número de vehículos en el Parque es una medida que debe adoptarse para evitar la situación de colapso actual, las críticas han vuelto a arreciar, ya que en ninguno de los dos PRUG se distingue entre residentes y visitantes. Es decir, que si un habitante de la isla de Tenerife quiere subir al Teide con su familia tendría que hacerlo igual que un turista: ir a una de las estaciones de guaguas lanzadera y unirse a una de esas excursiones.

El Parque, en manos del Cabildo

Desde el pasado 1 de enero la gestión del Parque Nacional del Teide es competencia insular. En mayo, la presidenta del Cabildo, Rosa Dávila (Coalición Canaria), anunció a bombo y platillo que la corporación tomaba “el control” del Parque y que emprendía “una transformación sin precedentes en su modelo de protección del medio natural”. “Queremos ocuparnos de lo que es nuestro”, anunció entonces, junto a una batería de medidas tales como una ecotasa para los visitantes no residentes que accedan al pico o una reforma legal para endurecer las sanciones. También anunció un aumento del número de agentes de Medio Ambiente y un nuevo PRUG.

Pero tras los anuncios, nada ha cambiado por ahora en el Teide.

Y mientras, sigue el colapso en el Teide

Mientras se debate sobre el plan de gestión, pasan los años y la isla de Tenerife (como tada Canarias) sigue aumentando el número de turistas que la visitan, así como el número de nuevos residentes, que ya roza el millón de personas, sin que se haya aprobado en este tiempo ninguna medida para limitar las llegadas de visitantes o habitantes y con ello, el impacto generado en el entorno.

Tampoco se ha aumentado aún la vigilancia en el Parque, que cuenta con apenas seis agentes de Medio Ambiente para su protección. Policía Canaria y Guardia Civil se suman a vigilancias especiales con motivo de fechas señaladas, como Semana Santa o puentes, pero el turismo en Canarias no es estacional, se da todo el año y las excursiones se programan a diario. Según datos del propio Cabildo de Tenerife, en 2024 las denuncias por actividades en el Teide se multiplicaron con respecto a 2023, al pasar de 100 a 262. Solo en los cuatro primeros meses de 2025 ya se habían alcanzado las 98 denuncias, la mayoría por mal estacionamiento, actividades sin autorización en un espacio natural protegido, circulación de vehículo a motor por pista forestal sin autorización y acampadas sin título habilitante.

Ante esa falta de control a diario, proliferan las escenas que indignan en las redes sociales, que es donde se denuncian públicamente estos comportamientos incívicos y, en algunos casos, ilegales.

Así, son numerosos los vídeos de excursiones de vehículos que invaden zonas no permitidas y que circulan incumpliendo la normativa de seguridad, coches que aparcan fuera de las zonas acondicionadas para ello, vehículos que se detienen para hacer fotos incluso en mitad de la carretera, que circulan en sentido contrario o invadiendo carriles o con los pasajeros asomando por las ventanillas, montones de basuras dejadas en los miradores, actividades prohibidas que se realizan sin ningún pudor, como conciertos o clases de yoga en mitad de un paraje por el que, en teoría, no se puede caminar, etc., etc..

La lista es enorme, como el enfado de los tinerfeños, que ven cómo la propuesta de las autoridades es obligar a ir a los residentes en guagua al icono, emblema, orgullo o símbolo más importante de su isla.

Una de las propuestas más repetida en redes sociales por aquellos a quienes enfada sobremanera cada vídeo con un nuevo atentado contra el Teide es que se prohiba acceder a los coches de alquiler, que sean los turistas quienes suban en guagua, pero que a los residentes se les permita visitar a su padre como quieran, como ha sido toda la vida. “Que por culpa de la invasión turística lo paguemos los residentes también...”, escribe un usuario en Instagram tras la publicación este jueves en este periódico de un artículo denunciando el colapso que provocan incluso en días entre semana diferentes excursiones turísticas en quad y los numerosos coches de alquiler que desbordan los aparcamientos y arcenes. “Cuantas veces al año sube un Tinerfeño al Teide? Pocas verdad? Pues regulen a las empresas que suben todos los días a parte del turismo y no vayan a meter a todos en el mismo saco porque los Canarios tenemos derecho de disfrutar del parque nacional pero está colapsado por los que hacen de él un negocio”, denuncia otro usuario. “Entre semana , pero los culpables seguro que son los residentes. En fin....siempre la misma historia”, lamenta otro.

La medida más reclamada, que haya más vigilancia en el Parque Nacional para denunciar a quien no respete las señalizaciones de tráfico y las normal del propio Parque. O incluso hacer que se respeten las restricciones durante las alertas emitidas desde la Dirección de Seguridad y Emergencias y desde el Cabildo insular. Un ejemplo de ello ocurrió el pasado mes de julio, cuando se viralizó un vídeo grabado en un popular mirador en la corona forestal y con vistas hacia el Teide en el que se veía a numersosas personas fumando, arrojando asuras e incluso volando drones en plena alerta por calor y riesgo de incendios forestales sin que ninguna autoridad apareciese por la zona para impedirlo.

Frente a esto, el Cabildo de Tenerife anunció el pasado mes de julio (después de que se viralizase el vídeo mencionado) la creación de una unidad de vigilancia para monitorizar, y en su caso sancionar, posibles infracciones medioambientales en espacios naturales de la isla que se difundan a través de las redes sociales. La presidenta del Cabildo, Rosa Dávila (Coalición Canaria) la anunció como una “unidad pionera” en España. Sin embargo, con este sistema no se evitará que las infracciones ocurran ni tampoco que se difundan en redes, tal solo servirá para identificarlas y, eventualmente, sancionarlas, cosa harto difícil si los protagonistas son turistas que ya han abandonado la isla.

La propliferación de estos incidentes en los paisajes más emblemáticos de la isla, como Anaga, Masca, Teno o el imponente Teide, están llevando la convivencia entre visitantes y residentes, impoluta hasta hace unos años, a un punto de ebullición. No en vano, Tenerife es el epicentro de las multitudinarias protestas contra el turismo masivo y de la falta de medidas para limitarlo. Mientras la población pide un cambio, tanto el Gobierno canario y el Cabildo tinerfeño se niegan, con argumentos que cambian cada cierto tiempo, a implantar una tasa turística a las pernoctaciones o a adoptar cualquier medida que implique poner un límite al sector turístico, aunque ello signifique salvaguardar las joyas naturales más importantes de Canarias y el bienestar de sus habitantes.