Las 'correrías' de Jesús Aguirre, decimoctavo duque de Alba

MADRID, 24 (EUROPA PRESS)

Explica Manuel Vicent que su libro 'Aguirre, el magnífico' (Alfaguara) no es una biografía al uso, sino es un “retablo ibérico” donde Jesús Aguirre, decimoctavo duque de Alba, clérigo, teólogo, editor y un “auténtico personaje” se refleja en los “espejos deformantes” de la España de la segunda mitad siglo XX. “Es un personaje que se ha escapado de la corte de los milagros”, subraya Manuel Vicent.

Relata Manuel Vicent en las primeras páginas del libro cómo fue nombrado 'biógrafo' oficial de Jesús Aguirre ante la presencia del rey Juan Carlos en un ágape tras otorgar el premio Cervantes al novelista Torrente Ballester. Aguirre se abrió paso entre la multitud se acercó al monarca, se adelantó con Manuel Vicent y le dijo: “le presento a mi futuro biógrafo” y el Rey le respondió: “Coño, Jesús, pues como lo cuentes todo, vas aviado”.

“Esa escena es totalmente cierta --alega Manuel Vicent en declaraciones a Europa Press-- sólo cambié el taco que dijo el Rey”, explica este autor, quien vivió esa escena como un pasaje de Valle Inclán y decidió tirar del hilo de una madeja que parecía no tener fin: la intensa vida de Jesús Aguirre.

“Está todo contado, pero de una forma elíptica e insinuada”, explica Manuel Vicent, quien juega con la literatura, el sarcasmo y el humor para conformar el “retablo de un tiempo” caduco y con un sabor a “óxido” porque la “historia se mueve con rapidez bajo nuestro pies”, señala.

DE PROCESIONES Y MISAS

Según cuenta Manuel Vicent, Jesús Aguirre, hijo de madre soltera creció entre “misas procesiones, concentraciones de Acción Católica y campamentos del Frente de Juventudes. En 1951, ingresó en el seminario de Comillas pero una maleta intelectual cargada de ideas marxistas.

Años más tarde viajó a Alemania para estudiar teología, allí conoció al entonces profesor Joseph Ratzinger, actual papa Benedicto XVI y se empapó de la ideas de Theodor W.Adorno, Heidegger o Walter Benjamin.

En Alemania, también protagonizó escenas 'bucólicas' compartiendo un baño de “prácticas ascéticas” en la Selva Negra con un compañero seminarista, “discípulo predilecto del joven profesor Joseph Ratzinger”

“Siempre fue proclive a las amistades particulares”, alega Manuel Vicent, aunque advierte que cuando entrabas en la “zona oscura” de la vida de Jesús Aguirre, siempre acababa “huyendo”.

Tras abandonar Alemania, Aguirre llegó a Madrid un obtuvo un empleo de vicario en la Iglesia de la Universitaria y allí se “convirtió en una estrella”, explica Manuel Vicent.

Además entre las amistades de Jesús Aguirre figuraban nombres como García Hortelano, Tierno Galván, Juan Benet o Javier Pradera. Todos se reunían en casa de la galerista Juana Mordó, una vez por semana.

“Era clérigo, inteligente y gran editor”, señala este autor, quien asegura que con estas páginas pretende no haber “traicionado” la memoria de un amigo, al que consideraba “brillante” y un gran “personaje”.

Años después acabó convirtiéndose en el marido de la duquesa de Alba. Según explica Manuel Vicent, Cayetana quedo entre “fascinada” y “horrorizada” cuando conoció a Jesús Aguirre. Le “cayó fatal” explica Vicent, pero meses más tarde ambos paseaban su amor y Jesús Aguirre empezó a “moverse a sus anchas por los salones de la aristocracia cañí”.

El 16 de marzo de 1978, Aguirre se convirtió en decimoctavo duque de Alba y el día de su muerte fue enterrado en el panteón que la Casa de Alba posee en el convento de las madres dominicas en Loeches. “Allí consiguió escalar finalmente el héroe un gran sarcófago de mármol por cuya conquista luchó toda su vida”.

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