Cruel Bullock

Louis Bullock luce en su brazo izquierdo un tatuaje la palabra sweet. Su traducción, del inglés al español, es dulce. El escolta de Washington DC, con los 33 puntos que anotó ayer, acribilló de la manera más cruel a un orgulloso, a veces atenazado, y casi herórico Gran Canaria Grupo Dunas. Un Granca que enseñó los dientes al todopoderoso Madrid y estuvo a unos centímetros escasos, a pulgadas tal vez, de dar la gran sorpresa de del Rey y dejar fuera de circulación al gran favorito. Maldito Bullock. Grande Bullock. Maravilloso Gran Canaria. Partidazo entre dos muy buenos equipos. Homenaje al baloncesto.

Bullock, con dos tiros libres y a un segundo para el final del encuentro, cerró un partido magnífico (85-82). No podía ser de otra forma. Tenía que ser él, que con ese acierto final sumaba 33 puntos y daba, de paso, el triunfo a un Real Madrid agobiado, tembloroso, temeroso y aún con el miedo en el cuerpo. Estuvo el gran favorito para la ganar del Rey contra las cuerdas. A un palmo de besar la lona. Tal vez sorprendido por la reacción de una Gran Canaria Grupo Dunas empeñado en ser salmón, siempre a contracorriente, pero orgulloso y tozudo, tras un primer cuarto para olvidar (0/7 en tiros de dos).

Mientras Bullock anotaba los dos últimos tiros libres, mientras el balón trazaba un dibujo casi perfecto desde la mano derecha del escolta estadounidense hasta el aro del Granca, se condensaba en el aire de Málaga, en esa atmósfera única que se crea en cada Copa del Rey, los recuerdos de un partido magnífico. Desde la oscura noche que cayó en el primer parcial en el cielo del conjunto de Salva Maldonado (22- favor del Madrid), hasta el plan, suicida sí, pero honrado y maravilloso, de remontada del Gran Canaria Grupo Dunas.

Atenazado, agarrotado en unos primeros diez minutos para olvidar, con Jackson Vroman y Jimmie Hunter fuera del partido, con el juego interior amarillo aniquilado por el martillo pilón compuesto por el tándem Reyes-Milic y casi desahuciado tras los diez minutos iniciales, el Gran Canaria Grupo Dunas se dio cuenta, en el segundo cuarto, que estaba en un partido de baloncesto y ante un rival de su misma galaxia. El Granca dejó atrás miedos y temores y se puso a crecer con tanta fiereza que, de golpe, se puso a la altura de un Real Madrid que sorprendido y, al mismo tiempo, acongojado se puso a recular hasta arrinconarse en una esquina.

El Real Madrid jugó con su ventaja y la perdió. Poco a poco, pero la cedió ante un Gran Canaria que, colgado de la mano de Kornel David (25 puntos), buscó el camino más sencillo y empezó a ganar parciales (22-24 en el segundo cuarto y 17-23 en el tercero) para menear al líder de (18 triunfos en 20 jornadas) y plantarse en el último periodo en medio de una agonía tremenda. Agonía para el gran favorito, al que le temblaban las piernas ante el irrespetuoso rival. Y agonía para un Granca al borde de la extenuación y la asfixia tras firmar una remontada para enmarcar.

En el último cuarto, el intercambio de golpes favoreció a un Real Madrid con más pegada. Se abrazó el conjunto blanco a Louis Bullock, a los errores del Granca y a algunas decisiones arbitrales para enmarcar. Y cuando se acabaron las fuerzas, cuando todo pesaba, cuanto todo tenía doble valor, cuando la apuesta era a doble o nada, Bullock remató a un Gran Canaria Grupo Dunas que se ahogó en la orilla. Cruel Bullock. Demasiado.

Ficha técnica:

Real Madrid (85)

Gran Canaria Grupo Dunas (82)

Real Madrid (22+22+17+24): López (2), Bullock (33), Milic (7), Reyes (20), Hernández Sonseca (-) -cinco inicial-, Hervelle (4), Tunceri (6), Sekulic (-), Smith (13), Martín (-) y N'Guema (-).

Gran Canaria Grupo Dunas (12+24+23+23): Fernández (8), Hunter (13), Moran (7), Vroman (4), David (25) -cinco inicial-, Guerra (-), Savane (11), Pérez (5), Norris (4), Baldo (5).

Árbitros: Hierrezuelo, García Ortiz y Conde. Excluyeron por personales a Milic (m.40), Guerra (m.40), Vroman (m.40) y Tunceri (m.40). Señalaron técnica a Joan Plaza, entrenador del Real Madrid, por protestar (m.34).

Incidencias: encuentro correspondiente a los cuartos de final de la Copa del Rey 2007 disputado en el Pabellón José María Martín Carpena ante unos 10.000 espectadores.

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