Las decisiones adoptadas este viernes por la Asociación de Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias (Asprocan), en el seno de su Comisión de Mercado, no avanzan buenas noticias para la principal fruta de exportación de las islas: la semana que entra, del 17 de noviembre al 23 del mismo mes, la 47, habrá reducción de la oferta de plátano que se envía al casi único mercado de este alimento fresco, el de la Península. Medio millón de kilos se queda en tierra.
En esa semana, que es la que entra, se aminora la marca de expedición de ocho millones de kilos posibles a 7,5, medio millón menos, según han confirmado fuentes plataneras a este periódico digital, lo que se explica por la ya detectada reducción de la demanda en ese mercado final (donde va el 90% de la producción canaria), que irá a más (es el comportamiento lógico), según las previsiones de la propia Asprocan, en estas semanas próximas a las fiestas de Navidad y Reyes y ya dentro de esas celebraciones.
A esta coyuntura negativa de final de año para el consumo de plátano, algo que se puede considerar hasta habitual, se une el aumento de fruta que está para cortar, con la acumulación de más producción en ese mismo periodo (más la dura competencia de la banana). Se trata de una combinación negativa para mantener los precios en origen, los que se liquidan al agricultor isleño, en los parámetros de hace unas semanas, en el entorno de un euro por kilo o poco más, siempre como registro promedio y para las calidades superiores, tal y como ha descrito el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) en sus últimos informes de Coyuntura Semanal de Precios.
Esas liquidaciones medias a los cosecheros canarios, que remontaron desde finales de septiembre pasado hasta la semana 45, menos de dos meses, estaban dando ganancias al platanero incluso sin sumar la ayuda directa del plátano que paga la UE de dos veces (por semestres) a través del programa Posei, hasta 0,33 euros por kilo al año por kilo comercializado (con una ficha financiera anual de 141,1 millones de euros).
Ahora, el mercado se pone feo y la primera medida adoptada es disminuir la oferta de plátano de Canarias en la Península, lo que se traduce en hacer envíos máximos de 7,5 millones de kilos, en vez de los ocho. La parte sobrante, medio millón de kilos, se canalizará por dos vías ya tradicionales: la entrega al Banco de Alimentos de parte de ese excedente, para evitar la destrucción de la fruta en origen (pica), y la exportación a mercados aún en proceso de apertura o de desahogo como es el caso de Marruecos.
La presión de la oferta también se rebajará con la retención de fruta en las fincas, de piñas que están para cortar pero se aguantan algo más en la mata; esto es, en retrasar la salida al empaquetado, lo que tiene un límite temporal.
Cuando el río suena…
La evolución del mercado en la Península se ve tan mal en las semanas próximas que en la citada reunión de la Comisión de Mercado se llegaron a plantear medidas tan drásticas como la de bajar los precios de la fruta en la transacción al por mayor en verde, el valor comercial de entrega del género al madurador, hasta niveles de 0,5 euros por kilo (en las semanas 44 y 45 se cobró la fruta de calidad superior en ese intercambio a 1,08 euros/kilo).
Esta medida, propuesta por una organización de productores de plátanos (OPP) de las seis existentes en Asprocan, fue finalmente descartada atendiendo a varios motivos, entre ellos las dudas sobre su legalidad, pues se trataría de un acuerdo entre operadores para fijar el precio de venta de un producto.
Algunas fuentes consultadas acerca de la coyuntura actual de venta de fruta en la Península han sido muy explícitas acerca de cómo se está viviendo el final de año: “Empieza la cagalera porque viene mucha fruta y se entra en la Navidad”. En resumen: demasiada marca de corte para la expedición, en ocho millones semanales y seguro que algo más en adelante, y todo en un periodo en el que el consumo cae, se derrumba.
Estas son las propias previsiones de Asprocan, cuya estrategia es ahora amortiguar al máximo la caída del precio para que la remontada a mediados de enero de 2026 no se haga tan pesada o dificultosa: para que no cueste tanto volver a los niveles deseados de precios en origen remunerativos para el agricultor de Canarias.
Pese al malísimo verano en precios percibidos por los cosecheros isleños (prácticamente los tres meses de esa estación) y la coyuntura negativa que se huele ya y en las semanas venideras, el año 2025, con un nivel de producción comercializada casi seguro no superior a los 420 millones de kilos (aunque parece que cercana al ejercicio anual precedente, que se quedó en 425 millones, 42 menos que el récord histórico de 2023, con 467 millones), dará un precio promedio liquidado al agricultor que será alto, lo que no quiere decir que esa media sea representativa de la realidad de todos los plataneros canarios, pues habrá quien haya ganado mucho y otros que no tanto.
Esa dinámica se explica por la curva de precios promedios del año, muy desigual, y por la coincidencia de algunos productores con su máximo de fruta en los mejores momentos, que no son todos los que hay en las islas. Los que colocaron más fruta entre finales de enero y junio, más la salida del verano hasta estas semanas pasadas, ganarán dinero; los que no han podido hacer eso, lo tendrán mucho más difícil y lo lamentarán en sus cuentas del ejercicio.