La oposición silenciosa de los canarios a Hugo Chávez

No hace falta estar en política para hacer labor de oposición. El descontento, el miedo o la preocupación por no encontrar un trabajo pueden ser armas opositoras más poderosas que un partido político. Así ha pasado en Caracas, donde vive la mayoría de canarios en Venezuela, que el pasado 24 de noviembre se levantó gobernada por los opositores tras acostarse siendo chavista.

En Caracas, las comunidades canarias se concentran principalmente en las urbanizaciones residenciales El Paraíso, La Candelaria, Quinta Crespo, San Bernardino y en los municipios foráneos Los Salias, el Hatillo, entre otros, en los cuales es alto el número de habitantes opuestos al gobierno que encabeza el comandante Hugo Chávez. Una oposición que no viene dada precisamente porque sean activos militantes políticos, sino por descontento popular ante las promesas incumplidas y el cúmulo de problemas que enfrentan a diario.

En estos lugares, como en el resto de Venezuela, los habitantes se dedican a asistir a sus sitios de trabajo, levantándose desde la madrugada para llegar a la hora justa del comienzo de la jornada, sin meterse en política. Su principal preocupación es tener una seguridad, que le garantice llegar sano y salvo a su hogar; satisfacer sus necesidades básicas y poder vivir holgadamente, de acuerdo con sus ingresos.

El Director General de Relaciones con América del Gobierno canario, Miguel Ángel Machín, sostiene que “Venezuela tiene más gente canaria que alguna de las islas”, y por tanto “es raro que una familia canaria no tenga algún familiar en Venezuela”.

La comunidad canaria en Venezuela se estima en 46.000 personas censadas, población que efectivamente podría sumar en total 600.000 personas sobre una población de 28 millones de habitantes, si se suman los descendientes de canarios y aquellos que no están registrados en el censo más reciente realizado, estimó Miguel Angel Machín.

Resultados dudosos

Aunque los resultados de los comicios muestran un triunfo del gobierno y sus candidatos, conveniente y ampliamente promocionados por Chávez durante la campaña, desde el mismo día de jornada electoral comenzaron a surgir denuncias sobre presuntas irregularidades que habrían sucedido en el desarrollo de las elecciones, tales como rapto de sufragios, desaparición de votos; migración ilegal (mudanza inconsulta por parte del CNE a otras ciudades del país distintos al de residencia del elector); un elevado número de electores se quejó porque marcó una opción determinada y la máquina registró un voto totalmente distinto al que emitió.

Hay quejas también de inconsistencia de los números finales de las elecciones dadas a conocer por el CNE, ente rector de las elecciones; así como de la “parcialidad manifiesta” de este organismo a favor del gobierno. Se le acusa de ser diligente para sancionar a los opositores por violaciones a las normas establecidas, y desoír las denuncias contra el “ventajismo” del gobierno durante la campaña y el proceso electoral.

El panorama político se presenta conflictivo y, contrariamente, a lo que aspiraban los electores, de un cambio positivo por el cual votaron con entusiasmo y acudieron masivamente a las urnas electorales, en estos días se están presentando acciones de violencia por un supuesto rechazo a los candidatos opositores electos. En especial, en el distrito capital, su zona metropolitana y el estado Miranda, bastiones importantísimos que perdió el gobierno de Hugo Chávez al quedar éstos en manos de la exposición.

Mientras el primer mandatario Hugo Chávez se esfuerza por explicar a los periodistas extranjeros acreditados en el país las razones de por qué falló en esta oportunidad su actuación como “portaviones” de sus candidatos, de lo cual no quiere hablar, pues prefiere plantearlo como un “triste” logro de la oposición en la conquista de estados y municipios que estaban en manos de sus funcionarios, tratando de desmeritar la victoria opositora e ignorando que con estos resultados el panorama política muestra un avance de la pluralidad; sus “seguidores” han recomenzado las invasiones de propiedades privadas, los saqueos ?incluidas las alcaldías y gobernaciones que quedaron en manos de la oposición-; ataques violentos a las nuevas autoridades electas; y entorpecimiento de los actos de proclamación de los opositores electos.

Obstáculos a las nuevas autoridades

A las elecciones del domingo 23, la población acudió con una gran expectativa positiva, y dispuesta a contribuir con su voto a tratar de corregir el garrafal error cometido en comicios electorales anteriores al dejar todo el poder en manos de una sola persona.

Con una participación jamás vista en Venezuela en unas elecciones regionales, el electorado buscaba revertir todo el estado de cosas negativas que hoy le afectan: un poder omnímodo de la Presidencia de la República; instituciones como la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo de Justicia, el Poder Ciudadano, entre otras, sumisas al ejecutivo nacional; la aplicación de justicia de manera discriminatoria.

El electorado emitió masivamente el “voto castigo” a la gestión de funcionarios regionales identificados con el llamado “proceso” que encabeza Hugo Chávez. Fundamentalmente buscaba el electorado recuperar el derecho a vivir en paz, una neutralización del alto índice de inseguridad y la solución de los problemas de sus comunidades, así como el respeto de sus autoridades.

Pero, una vez más, la ciudadanía que batió récord de asistencia a los centros de votación (en 65,5% se estimó la participación ciudadana. En comicios anteriores la abstención se ubicó en 50 por ciento) ve que sus esfuerzos son burlados.

No sólo se pretende desconocer la legitimidad de las nuevas autoridades electas, sino que ya se sabe ?los hechos violentos de los últimos días así lo evidencian- que desde el gobierno central se le pondrán todos los obstáculos políticos y económicos para evitar que éstas puedan hacer una buena gestión y satisfacer las múltiples necesidades de la población que votó por ellas.

Interpretando el clamor de la ciudadanía para que cese la conflictividad que ha caracterizado a este gobierno, todas las nuevas autoridades regionales de oposición tendieron un puente para gobernar mancomunadamente con el gobierno.

El nuevo Alcalde Mayor, Antonio Ledezma; los gobernadores de Miranda, Carabobo, Táchira, así como los alcaldes de los municipios capitalinos, se dirigieron públicamente al primer mandatario y el alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez (PSUV) pidiendo gobernar en paz y trabajar juntos por la solución de los problemas de los habitantes de sus comunidades.

De uno y otro recibieron, en cambio, descalificación y nuevos insultos y acusaciones. Venezuela tiene hoy una inflación cercana al 25%, un enorme déficit habitacional y un ingreso per cápita por debajo del monto de canasta básica y cada mes es más insuficiente para cubrir las necesidades de Casa, vestido, alimentación, educación, etc. El 49% de la población vive en estado de pobreza, dicen analistas. “De este 49%, un 20% se encuentra en pobreza crítica; es decir, que el 20% de esas familias no alcanzan a cubrir ni siquiera la canasta básica de alimentos”, dice un estudio del analista Rómulo Lander.

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