La artista cacereña Montaña Pulido Cuadrado realiza una serie fotográfica en La Palma
No resulta sencillo acercarse fotográficamente a una isla como La Palma, en la que, a priori, cabe la posibilidad de la espectacularidad del paisaje (últimamente la noche, las estrellas) y el costumbrismo, sin embargo, la artista Montaña Pulido Cuadrado (Cáceres, 1977), ha realizado en estos días una serie caracterizada por su particular sentido del humor y una forma de mirar que es propia suya y que ya encontramos en otras series, como Las casas al sol, en la que fotografía los cartones y enseres de quienes pernoctan en la calle en Madrid. Es la suya una mirada crítica que habla, en aquel caso con cierto humor pero también con empatía, con minuciosidad de arqueóloga o socióloga, de quienes se encuentran en la peor situación posible, malviviendo en la capital de España, muchas veces a las puertas del extraordinario número de sucursales bancarias cerradas a lo largo de los últimos años (Bankia, Santander, BBVA). En el caso de la isla de La Palma, parece centrarse en las contradicciones entre paisaje urbano e isla —entre paisaje y rastro de la presencia del ser humano—. Instagrammer y facebookera, el trabajo de Montaña Pulido Cuadrado aparece en redes a medida que lo va realizando, de tal manera que viene a ser, como en el caso de tantos artistas hoy, una suerte de bitácora o diario: la constancia cotidiana de lo que se encuentra y ve. No se caracteriza su fotografía por un especial alarde técnico, sino por la sagacidad de la mirada y en lo puntilloso de los conceptos. En el caso de la serie palmera recuerda al realizado sobre la isla por el fotógrafo nigeriano Oladélé Ajiboyé Bamgboyé, publicado en formato libro por la galería de Elba Benítez, en Madrid, bajo el título Revisitar Canarias (2003) aunque, en este caso, se trata de un trabajo más conceptual.