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El alivio

Dailos González Díaz

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A veces en mis artículos he abusado de las divagaciones acerca de asuntos teóricos, aunque referidos a la realidad, pero en los que puede perderse el sentido inicial de lo que intento expresar. En esta ocasión voy a ser claro y diáfano, valga la redundancia, más que artículo es una sencilla reflexión en la que no descubro la pólvora.

En nuestras calles y carreteras se realizan obras de reforma, de saneamiento, de empichado, de peatonalización, se amplían arcenes, se crean rotondas, etc. Algunas de estas actuaciones son urgentes, otras son necesarias, aunque no tan urgentes, otras son innecesarias e incluso puede darse el caso de que algunas sean contraproducentes, es decir, que sea peor el remedio que la enfermedad. Pero, en cualquiera de los casos, durante la ejecución de las obras se dan una serie de inconvenientes y de incomodidades para los vecinos y vecinas o para toda aquella persona que quiera transitar por la zona. El ruido de las obras, la necesidad de reestructurar el tráfico o de buscar rutas alternativas, dificultades de acceso a viviendas, servicios y establecimientos, e incluso cortes de luz y agua. Cuando la duración de las obras se alarga en el tiempo, la sensación de incomodidad es mayor, pareciera como si la actuación se estuviera eternizando. Pero una vez terminan las obras, independientemente de que estas hayan sido innecesarias o imprescindibles, lo más natural es que las personas experimentemos una sensación de alivio o que, incluso, expresemos cosas como “¡ahora sí que da gusto!”. Efectivamente, se percibe una clara mejoría, pero esta está más en relación con el momento en que se estaban realizando las obras que antes del inicio de la actuación. Esta sensación de alivio contribuye a que la actuación termine siendo percibida, al menos en un primer momento, de una forma más positiva incluso por parte de las personas que, al principio, la veían innecesaria. ¿O acaso no hemos escuchado la expresión “pues no quedó tan mal”? Pero a medida que va pasando el tiempo y se normaliza la situación, la percepción positiva se va diluyendo incluso para las personas que veían la actuación como necesaria. En fin, que el momento clave, para unas y otras personas, es ese momento de alivio en el momento en que terminan las obras. Pues bien, todo esto era simplemente para reflexionar sobre algo que mucha gente ha pensado ya. ¿No estarán haciendo coincidir el momento del “alivio” con fechas cercanas a las elecciones?

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