La vida redonda

Con elegancia y un desparpajo unificando el alma. Radiante y esperanzada en su querida vida redonda.

Giros cargados de vuelos, de paseos mirando hacia un horizonte, el suyo, ese de dentro, donde todo seguía teniendo sentido en un interior infinito.

Esperando con un corazón nervioso, con ese brillo en los ojos, un reflejo de luz en la ventana y comienza la cuenta.

Uno, dos, tres, cuatro y tras una picardía inquieta, una sonrisa dibujada en el espejo de su vida, su querida vida redonda.

Soñadora en su forma, en su mundo increíble, en el espacio de esa estrella alcanzable. Cinco, seis, siete y como una caricia eterna de sus manos vestidas de ese calor tan suyo.

Su vida, su querida vida redonda.

Rodeada de amor en un juego a destiempo en su mente y viviendo en un eterno recuerdo, un pasado aun presente, bello e inocente, pero en su vida, su vida redonda.

Ocho, nueve, diez y es la esencia del latir de una vela, de un camino que vuelve continuamente y que nunca se acaba porque simplemente, no existe un final, porque la vida, es redonda.

Siempre en su baile infinito, en su alegría constante, en lo bonito de un sentirse en el aire con ese humor incansable.

Seguimos girando, avanzando despacio.

Sigue la vida, la vida redonda.