Ruta canaria

Retrato de un mes inédito en la ruta canaria: ''A mi hermano le golpearon por protestar contra el Gobierno senegalés''

Saikou y Alhayie, de Gambia, en la puerta que da acceso al centro para migrantes 'Canarias 50', en Las Palmas de Gran Canaria

Natalia G. Vargas / Toni Ferrera

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Canarias no había vivido un octubre similar. Este mes ha marcado el récord de rescates de migrantes en la ruta canaria con 14.976 supervivientes en 31 días. El 2023 está muy cerca de superar las cifras de la conocida crisis de los cayucos de 2006, cuando 31.678 personas lograron alcanzar el Archipiélago. En lo que va de año, han atravesado el Atlántico hacia las Islas 30.705 migrantes y se prevé que el ritmo continúe en las próximas semanas. Para entender el repunte es clave irse al otro lado del océano. Los senegaleses han pasado a protagonizar la ruta como consecuencia de la convulsión política que atraviesa su país. La represión en las calles de Senegal fue lo que empujó al mar a Aliou Diallo.

“Mi hermano se manifestó contra el Gobierno y le golpearon la nariz. Mi madre me ha dicho que venga a España, a este país”, cuenta el joven, de 25 años, sentado en un parque en Las Palmas de Gran Canaria y llegado a las Islas hace poco más de cuatro semanas. Aliou relata mientras agita los brazos que su situación en Senegal era “muy difícil”, que no tenía trabajo y que hay constantemente “tensiones políticas” allí. Asegura que apoya al líder de la oposición, Ousmane Sonko, y que cuando ha participado en revueltas, se ha sentido amenazado por las armas utilizadas por las fuerzas de seguridad.

“¡Reales, sí! ¡Balas reales”, repite con ahínco.

El Ministerio de Migraciones ha detectado un importante aumento de subsaharianos en la ruta desde la anterior emergencia humanitaria. Mientras que en 2020 los migrantes procedentes del África subsahariana suponían un 30% del total, este año han pasado a ser un 75%. Aún no se han publicado los datos actualizados del número de senegaleses que han solicitado asilo en Canarias desde que comenzó el repunte. En junio de 2023, Senegal era el cuarto país con más solicitantes de asilo solo por detrás de Venezuela, Colombia y Cuba. Las personas que han solicitado o expresado su voluntad de solicitar protección internacional no pueden ser devueltas a sus países de origen.

Mientras tanto, el Ministerio del Interior ha retomado los vuelos de deportación hacia Senegal. El Gobierno de España fletó el 24 de octubre un vuelo de devolución de 30 senegaleses, tal y como publicó El País. El avión salió de Barcelona, hizo escala en Tenerife y aterrizó en Dakar. Hasta entonces, las devoluciones eran puntuales, de grupos muy reducidos y en vuelos comerciales.

El sistema de acogida

La red de recursos de acogida desplegada en Canarias ha permitido atender a todas las personas que han llegado en cayucos y pateras a las Islas. Migraciones cuenta en el Archipiélago con ocho grandes centros y una treintena de dispositivos repartidos por el Archipiélago. Para poder abordar este episodio de llegadas, el Ministerio de José Luis Escrivá ha intentado no mantener a más de 6.000 migrantes en Canarias, agilizando las derivaciones a diferentes puntos de la Península.

Tres de los grandes recursos están en Tenerife, otros tres en Gran Canaria, uno en Fuerteventura y otro en Lanzarote. En uno de ellos, en el Canarias 50, están Alihaye e Ibrahima. Ambos nacieron en Gambia.

“Mi vida no era segura, por eso vine. Mi padre murió cuando tenía nueve años. Dejé el colegio y ahora estaba teniendo problemas”, declara Alihaye, de 18 años, a las puertas del campamento. “No tenía trabajo. No podía pagar el alquiler. El hombre que estaba a cargo de la vivienda [en la que residía] me echó. Una persona en Gambia me vendió para ganar dinero y yo fui trasladado a España”, continúa.

Alihaye asegura que llegó a Canarias a principios de octubre; que nadie murió en la embarcación precaria que les trasladó a las Islas; que estuvo ocho días en la misma y que pasadas las primeras 48 horas agotaron toda la comida y agua potable con la que contaban. Entre risas, como si fuera algo normal, confiesa que bebió agua salada del mar para sobrevivir.

“No quiero irme. Quiero un trabajo y me gustaría quedarme aquí para salvar a mi país”, destaca.

El muelle de La Restinga

El Hierro, una de las islas más pequeñas de Canarias y la más occidental del Archipiélago, ha recibido un tercio de las llegadas desde agosto. En este pequeño territorio de 11.000 habitantes han desembarcado decenas de cayucos con cientos de personas a bordo. Al muelle de La Restinga llegó la barcaza más numerosa que ha alcanzado las Islas desde que se abrió la ruta en 1994: un cayuco con 320 personas.

A este puerto llegó Djiby el 10 de octubre. El joven senegalés de 18 años fue rescatado de madrugada por Salvamento Marítimo a siete millas de El Hierro. Él y sus 18 compañeros de viaje pisaron tierra firme a las cuatro de la mañana. El número de ocupantes de su cayuco sorprendió a las autoridades, acostumbradas a atender a cientos de personas hacinadas en este tipo de barcos. Ahora está en el recurso de Las Raíces (Tenerife) y su primer objetivo es dominar el español.

También en El Hierro han sido enterrados tres hombres en octubre. Solo uno con su nombre: Mamadou Marea. En las lápidas de los otros dos migrantes solo hay letras y cifras: “Tripulante 1” y “migrante desconocido B9271023”. Aunque llegó con vida a la isla, fue hallado muerto por sus compañeros en el centro de primera atención en el que se encontraba.

Más de 4.000 menores

El número de menores que han tomado solos la ruta canaria también se ha disparado en 2023. Desde agosto han llegado a Canarias 4.700 menores no acompañados. En octubre, los niños y adolescentes que viajaron solos supusieron un 30% del total de los supervivientes. Todos ellos están bajo la tutela del Gobierno autonómico, que ha pedido en varias ocasiones una mayor solidaridad por parte del resto de comunidades autónomas para acoger también en la Península a los recién llegados.

Ibrahima tiene 16 años y camina por las calles de la capital de Gran Canaria. Lleva puesta la misma ropa que su compañero de viaje, que no prefiere decir su nombre, pero comparte con él la mirada asombrada e incrédula de quien pisa un lugar diferente por primera vez. “¿Mi vida en Gambia? Muy complicada. Es por eso que venimos aquí, para dar de comer a nuestra familia”, señala él, asumiendo toda la responsabilidad a pesar de ser menor de edad.

“Mi padre murió en 2017. Tengo dos hermanos pequeños y a mi madre. En África no es fácil, ¿sabes? No hay trabajo para los jóvenes. Es eso. Sin más”, resume.

El Ministerio de Derechos Sociales ha pactado con las comunidades la acogida de 396 menores que se encuentran en Canarias y en Ceuta. Por su parte, la Consejería de Bienestar Social ha abierto 18 nuevos dispositivos de emergencia para la acogida y atención de menores migrantes. En total, las Islas cuentan con 54 recursos.

Amnistía Internacional ha denunciado este viernes que 2.791 migrantes están pendientes de una prueba de determinación de la edad y que las autoridades policiales no están identificando a los niños y niñas de forma adecuada “incluso cuando su apariencia física indica que pueden ser menores de edad”.

La organización, tras una visita a El Hierro y Tenerife, ha concluido que al menos 12 menores de edad han sido detenidos en los Centros de Atención Temporal de Extranjeros (CATE) a su llegada a Canarias y trasladados a centros para adultos. Amnistía ha difundido el caso de un joven gambiano que permanece en el centro de Las Raíces: “La policía solo me preguntó mi nombre, nada más. Dije que tenía 17 años, pero estoy durmiendo en una tienda con los adultos. Hace mucho frío. Van a intentar trasladarme con los otros menores, pero tengo que esperar”. 

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