Espacio de opinión de Canarias Ahora
Ellas, con el balón en los pies, son un caballo de Troya
Ya estamos en semifinales de la Eurocopa. Juegan como los ángeles, como los genios de las lámparas, son el nuevo Prometeo del fútbol, el nuevo Hércules, las nuevas profetas del balompié. No, esos son todo chicos. Bueno, que es una delicia ver jugar al fútbol a las españolas, que ya son campeonas del mundo (2023) y de la Nation League (2024). A por el triplete.
Bien, ahora vayan a cualquier periódico deportivo digital y comprueben quién ocupa la portada. Ellas no. Algún fichaje florentinesco frustrado, o algo tan ridículo como el perfil de la próxima etapa del tour, las habrá relegado a la sexta o séptima posición del ranking de noticias. Recapacitemos: es un torneo que ocurre cada dos años; nunca habíamos llegado tan lejos; el nivel de juego es deslumbrante y la prensa especializada las denigra.
¡Es el capitalismo! El cliente manda, of course, y esas empresas saben bien quién las lee. Si les dieran el espacio merecido a tenor de la importancia de lo conseguido, el lector pensaría que le están robando el único refugio que le queda. Ese lugar donde su supremacía de género nunca ha tenido discusión, ese lugar donde la fuerza solo les acompaña a ellos.
Según Rousseau, las diferencias biológicas son la causa de que merecieran un trato desigual y que vivieran sometidas al hombre. Sí, ese Rousseau que estás pensando. El mismo. Pues va a ser que no. Que si tienen las mismas oportunidades son capaces de hacer lo mismo que los hombres. Bueno, lo mismo no, porque además de hacer lo mismo ellas llevan sobre los hombros la carga mental de la familia. No sé yo si Dickens habría escrito nada si hubiese tenido que cuidar a alguno de los diez hijos que tuvo con Catherine Hogarth. Aunque, en una cosa sí que ellas parecen tener una incapacidad manifiesta que seguro que es biológica: aprietan mucho menos el gatillo.
Desde luego si tienen que recibir un nombre masculino es el de caballo de Troya…dentro del patriarcado. Y encima la mayoría de ellas son catalanas y ¡algunas son mulatas! Te queman la sede del periódico.
Girando sobre el mismo fenómeno, pero abriendo el prisma, es absolutamente increíble que nuestro país, en los dos deportes más mayoritarios de este viejo mundo, como son el fútbol y el baloncesto, destaque en ambos tanto en mujeres como en hombres, cosechando no una, sino muchas historias de éxito a lo largo de las últimas décadas.
Por poner sobre la mesa un dato, la población media de las últimas tres naciones campeonas del mundo de fútbol femenino es de 183 millones de personas. España no llega ni a cincuenta. Pero es que, además, la campeona del mundial femenino de 2019, EEUU, tiene más de un millón y medio de fichas federativas de mujeres que juegan al fútbol y España apenas ha superado este año las cien mil, y eso teniendo un crecimiento del 55% en la última década.
¿Cómo se explica esto? Debe ser un fenómeno multicausal, pero no es casualidad que en una socialdemocracia que ha luchado contra viento y marea porque las hijas e hijos de la clase trabajadora tengan al menos una infancia que pueda llamarse así, muchos de estas niñas y de estos niños hayan logrado triunfar en el deporte.
Y habrá quien diga que lo que hay es explotación de la infancia, pero es que la mayoría de las jugadoras de la selección son catalanas, y en fútbol masculino Catalunya es también la comunidad que tiene más fichas, seguida, diría yo (por proporción de fichas en relación con la población), de Navarra. Donde mejor se vive en este país, es decir, donde los sueldos son mayores a la media nacional, es donde las niñas y niños tienen más oportunidades de cumplir sus sueños. Y sí, lo de Pedri, siendo Canarias la comunidad con peor calidad de vida, es un milagro.
Pd1: El viernes 18 también nos clasificamos para la semifinal del mundial femenino de baloncesto sub 19.
Pd2: Escribí el artículo ese viernes y, efectivamente, la primera noticia del As habla sobre la situación contractual de un jugador del Real Madrid. Ni 12 horas.