El alcalde de Mogán 'resucita' una licencia de obras ya caducada
Francisco González (PP), alcalde de Mogán imputado por siete delitos, entre ellos cohecho (soborno), en el caso Góndola, movió cielo y tierra entre julio y octubre de 2006 para resucitar una licencia de obra ya caducada en unos terrenos de la urbanización Puerto Rico SA.
Se trata de la parcela 288 de la VI Fase de Puerto Rico, propiedad de la mercantil BBL Frittidsboliger SL, a su vez cliente de Sotolima SL, constituida por Domingo Martínez Fernández, Jorn Kristensen, Luis Fernando Rubio Canal y Luis Eduardo Sainz de los Terreros e Isasa, éste último presidente del Consejo de Administración.
Figura en las conversaciones pinchadas al alcalde de Mogán con Sainz de los Terreros el interés recíproco por sacar adelante una licencia que ya contaba con un informe técnico municipal de caducidad años atrás, y a su vez “el beneficio personal como moneda de cambio” del alcalde de Mogán, al ser el presidente del Consejo de Administración que representa a la mercantil beneficiada abogado de María Teresa Quesada Díaz, propietaria de unos terrenos que interesaban al alcalde y ante la cual intercedía Sainz de los Terreros para que accediera a la operación de compraventa particular con Francisco González.
La investigación del caso ha determinado, y así lo ha remitido al Juzgado de Instrucción 6 de San Bartolomé de Tirajana, que para resucitar la licencia caducada fue clave “la absoluta implicación” del arquitécto técnico municipal, Francisco José Román Barbero. Tal es así que durante los últimos días de julio de 2006, antes de las vacaciones de agosto, el alcalde presiona insistemente al técnico para que “Oye mira a ver que eso tiene que salir, ¿vale?”.
El interés del líder del PP de Mogán lleva al arquitecto municipal, ya en julio de 2006, a sabiendas de cuáles son los hechos reales en torno a la parcela en cuestión, a emitir un informe técnico aparentando desconocimiento de las verdadaderas circunstancias y tras haber asesorado al alcalde para esquivar la legalidad vigente en la misma.
La mercantil beneficiada no podía iniciar las obras al pesar sobre la licencia un informe de caducidad, firmado por el técnico municipal Fermín Guillén Jiménez, que con fecha 16 de abril de 2003 indicaba haber “comprobado que al día de la fecha no se han iniciado las obras”, ya que no se aportó la documentación requerida en su día y que la eficacia de la licencia se encontraba extinguida.
La extinción de la misma quedó también avalada por otro informe jurídico, de 4 de julio de 2003, firmado por Lidia Esther Quintana Álamo, funcionaria que concluye que la licencia fue otorgada “bajo la condición legal de la observancia de los de un año para iniciar las obras y dos para terminarlas. Dado que en este supuesto concreto no se estableció expresamente plazo para el inicio, se entiende que sería de un año, desde su notificación”.
Hacer desaparecer los informes de caducidad
A pesar de ello, en conversaciones grabadas al alcalde de Mogán con el presidente del Consejo de Administración de Sotolima SL, en concreto el 4 de agosto de 2006, ambos aluden a la posibilidad de “eliminar de algún modo el hecho de que la licencia de obra ya estaba caducada”, por medio de “inventar o crear un documento en el que se recogiera que las obras ya estaban iniciadas”.
Le dice Sainz de los Terreros a González: “Pero bueno, yo, yo no sé, por hacer un poco de abogado del diablo, puede decir que le, el....dijo que no se habían empezado las obras, pero que realmente las obras estaban iniciadas, o alguna cosa así, llevar el certificado de una empresa, diciendo que había hecho...”.
Y el alcalde le responde: “Exactamente, lo interesante sería acreditar a través de al, el contra..., el arquitecto o alguno de ellos, que certifique que estas obras corresponden a...la...corresponden al...al proyecto, se corresponden con el proyecto y que estaba iniciado por esas fechas”.
El 31 de julio 2006, el arquitecto municipal, que previamente ha aconsejado al alcalde que traslade a la mercantil la triquiñuela de hacer movimientos de tierra para aparentar obras en marcha sin fecha determinada -“Que ya tú lo verás, yo voy a hacerlo el informe pero...vamos, no sé qué es lo que pretenden esta gente, porque prácticamente no han hecho nada”, le dice al alcalde y éste responde: “Se hizo lo que me dijiste que se hiciera”-, emite un informe en el que avala las intenciones del alcalde y de su socio particular.
En el mismo, pone de manifiesto que “personado en la parcela objeto de la licencia, con el fin de comprobar el estado de la misma y verificar la ejecución o no de las obras de acondicionamiento de terreno tal y como se indica en el escrito presentado, se observan indicios de haber comenzado dichos trabajos de acondicionamiento, apertura de vía para entrada y salida de maquinaria, desconociéndose la fecha que éstos fueron ejecutados, no habiendo, en el momento de la visita, personal ni maquinaria alguna que indique que la obra se esté llevando a cabo”.