El 26J en Canarias: ¿Un calco del 20D o un mayor giro a la izquierda?

Así quedaría el reparto de escaños canarios en el Congreso tras el 26J.. (Canarias Ahora)

Enrique Bethencourt

Las Palmas de Gran Canaria —

Realizamos aquí una mirada a los resultados que se produjeron en las elecciones generales del 20 de diciembre en las Islas. Y, desde estos, planteamos los posibles cambios que se pueden producir tras esta legislatura frustrada. Intentamos visualizar si en los comicios del próximo 26 de junio se va o no a repetir el mismo reparto que en las del pasado diciembre de los 15 escaños que corresponden a Canarias (8 a Las Palmas y 7 a Santa Cruz de Tenerife). En el caso del Archipiélago las diferencias que se dieron entre los partidos no hacen prever profundos cambios en el reparto de escaños. Pero podrían producirse pequeñas alteraciones en las dos circunscripciones. En un caso perjudicando al PP y en el otro a PSOE-NC; en ambos, de confirmarse, a favor de Unidos Podemos.

La fuerza que desde 1993 preside el Gobierno de Canarias, los nacionalistas de CC, solo puede aspirar a mantener el escaño por Santa Cruz de Tenerife que hasta ahora ha venido logrando en las últimas legislaturas Ana Oramas. Estaría en riesgo si Coalición sufriera una nueva bajada y que esta se situara en torno al 10% de las papeletas del 20D en la referida circunscripción.

En Las Palmas sus opciones son nulas; y no se cumplirá, como sucedió en diciembre, el repetido mantra de Bañolas y los suyos de que los votos nacionalistas de NC, por su concurrencia junto al PSOE, se traspasarían a CC. Ni fue entonces ni nada indica que ocurrirá ahora.

El PP podría repetir sus actuales cinco escaños (3 en Las Palmas y 2 en SC de Tenerife), aunque existen posibilidades de que pierda el último por Las Palmas, a favor de Podemos o, más difícilmente, de Ciudadanos.

PSOE-NC se mantendría en cuatro actas, aunque también corre el peligro de perder la segunda por las islas occidentales, que en diciembre sostuvo por apenas 8.000 papeletas. Esto podría explicar el enorme deseo de mantener el acuerdo manifestado por líderes socialistas tinerfeños, aunque la aportación de NC es pequeña en esa circunscripción.

En caso de que el PSOE hubiese decidido concurrir en solitario reduciría con toda probabilidad a la mitad su actual representación, pasando de 4 a 2. Hubiese sido su peor histórico en la democracia, dado que en el 77 obtuvo tres, igual cifra que en el 79, cuando en Canarias la UCD arrasaba con apoyos de casi el 60% del electorado.

Unidos Podemos

La confluencia entre los de Iglesias y los de Garzón, Unidos Podemos, aspira a mantener e incluso mejorar los resultados de Podemos en diciembre; en el mejor de los escenarios, podría aumentar de tres a cinco su presencia en las Cortes, con un escaño más en cada una de las circunscripciones canarias, uno a costa del PP y otro a costa del PSOE.

Por su parte, Ciudadanos también podría crecer, con más posibilidades en las islas orientales. Pero es difícil que supere las dos actas que obtuvo en Canarias el pasado diciembre.

El panorama global en la Comunidad Canaria (dos circunscripciones, 15 escaños) podría quedar así: PP (4-5), Unidos Podemos (3-5), PSOE-NC (3-4), Ciudadanos (2) y CC (1).

Si el PSOE hubiese decidido ir sin NC: PP (5), Unidos Podemos (5), PSOE (2), Ciudadanos (2) y CC (1). Aunque en esa hipótesis habría que ver a quién hubiesen apoyado los nacionalistas de izquierda, presentándose o no.

Circunscripción de Las Palmas

Pero veamos el análisis en las dos circunscripciones canarias, comenzando por la de las islas orientales, en la que se juegan ocho escaños.

Los electos en diciembre fueron José Manuel Soria, Matilde Asián y Guillermo Mariscal, por el PP, Meri Pita y Victoria Rosell, por Podemos, Chano Franquis y Pedro Quevedo, por PSOE-NC, y Saúl Ramírez, por Ciudadanos.

En el siguiente cuadro vemos cómo se distribuyeron los votos entre las principales fuerzas políticas el pasado 20 de diciembre respecto al Congreso de los Diputados en la circunscripción de las islas orientales.

Parece difícil que se muevan muchos escaños con relación al reparto que se produjo el 20D. Aunque si la alianza Podemos e IU-UP no perdiera ningún apoyo se iría en torno a los 150.000 votos que sí le posibilitarían pelear con el PP por el octavo escaño por Las Palmas.

Pero ya se sabe que las sumas no son automáticas y que hay electores, de uno y otro lado, que no se sienten cómodos con la alianza; al margen de la bajada que los sondeos vienen pronosticando a la organización de Iglesias.

Además resulta difícil de medir la influencia que tendrá en los votantes la voluntaria retirada de Victoria Rosell tras su persecución judicial y mediática. Persecución desenmascarada con la grabación en que el juez Salvador Alba, presuntamente, repito, presuntamente, conspiraba para que el empresario Miguel Ángel Ramírez declarara del modo y manera que al juez le convenía para tratar de implicar a Rosell.

Sin Soria

El PP tiene la incógnita de saber cómo influirá la ausencia de Soria al frente de la candidatura. Siempre se ha señalado el plus del liderazgo del ex ministro que fue en su momento el político más valorado, especialmente en Gran Canaria, pero que distintos avatares fueron minando su prestigio. Ahora es Mari Carmen Hernandez Bento quien encabeza la plancha conservadora.

Una bajada de los conservadores españoles que fuera superior a las 10.000 papeletas podría dar al traste con la tercera plaza al Congreso que hasta ahora mantenía Guillermo Mariscal.

El último diputado, atribuido al PP con 48.413, podría estar al alcance de Ciudadanos, si incrementara su apoyo en unas 30.000 papeletas. Ningún sondeo atribuye crecimientos tan espectaculares a la formación naranja.

Con relación a PSOE-NC solo si se colocaran por debajo de 100.000 sufragios podrían poner en peligro su segunda acta de diputado.

En el caso de que el PSOE hubiese concurrido en solitario obtendría probablemente un solo acta, con un reparto que quedaría de la siguiente manera: PP (3), Unidos Podemos (3), PSOE (1) y Ciudadanos (1).

CC, sin opciones

CC, que vuelve a presentar a Pablo Rodríguez como cabeza de lista, no cuenta con la menor opción de lograr entrar en el Congreso de los Diputados: tendría que duplicar ampliamente sus resultados de diciembre y alcanzar cerca de los 50.000 votos para entrar en la puja.

De haberse producido una alianza entre las dos fuerzas nacionalistas, Coalición Canaria y Nueva Canarias, tampoco tendría garantizado el escaño pero, sin duda, entraría en la pugna por alcanzarlo.

Otra hipótesis, que en ningún momento se ha planteado públicamente, un acuerdo electoral entre Podemos y los nacionalistas de izquierda (como existe en la Comunidad Valenciana con Compromís), les hubiese colocado con toda seguridad como primera fuerza en Las Palmas, con tres escaños garantizados.

En definitiva, lo más probable es lo que refleja el siguiente gráfico:

Circunscripción de Santa Cruz de Tenerife

En Santa Cruz de Tenerife son siete los escaños en juego. Y los posibles cambios afectan a distintos partidos. Si en Las Palmas es el PP el que podría reducir su representación, en las islas occidentales las variaciones podrían afectar negativamente a los socialistas.

El reparto de actas en las elecciones del pasado mes de diciembre fue como sigue: PP, dos (Pablo Matos y Elena Álvarez), PSOE-NC, dos (Tamara Raya y Francisco Hernández Spínola), Podemos, uno (Alberto Rodríguez), Coalición Canaria, uno (Ana Oramas) y Ciudadanos, uno (Melisa Rodríguez).

Con los votos y la aplicación de la ley d’hondt a los mismos que reflejamos en el siguiente cuadro:

El PP probablemente mantenga los dos escaños que consiguieron Pablo Matos y Elena Álvarez el 20D; aunque ahora encabezará la lista Ana Zurita y Pablo Matos irá como ‘número dos’.

La alianza Podemos-IU sumada al previsible aumento de Ciudadanos podría arrebatar el segundo escaño al PSOE, si este pierde algo de fuelle en las urnas. Y CC podría tener en peligro su presencia en las Cortes si se situara por debajo de los 50.000 votos.

En ello influiría el crecimiento de Ciudadanos que auguran todas las encuestas a nivel estatal, que le consolidaría el escaño pero no parece permitirle alcanzar el segundo.

El séptimo y último escaño en el 20D lo logró C’s con poco más de 50.000 papeletas. Y el sexto el PSOE-NC con 51.405. De producirse escasas variaciones son los que podrían cambiar de dueño.

Crisis

La crisis abierta en el PSC-PSOE en La Laguna con la decisión adoptada por Ferraz a mediados de mayo de disolver su Ejecutiva y destituir a su secretario general, Javier Abreu, no es precisamente una buena noticia para las opciones socialistas; y, especialmente, para su número dos en la plancha para el 26J, Francisco Hernández Spínola.

El panorama que preveo en las islas occidentales es el que expongo a continuación en el gráfico:

Giro

En definitiva, podría calcarse el reparto de escaños del 20D o podría darse un mayor giro a la izquierda en la Comunidad Canaria, conformando lo que ha venido sucediendo desde las autonómicas de mayo de 2015: o, si me apuran, desde las europeas de 2014.

El gran problema al que se enfrentan las distintas formaciones políticas es el de la movilización del electorado. El fracaso en la conformación de Gobierno en la legislatura más breve de la democracia puede desanimar a mucha gente y hacer que crezca el porcentaje de abstención, algo que vienen señalando distintos sondeos.

Un dato que las organizaciones de izquierdas saben que beneficia a un PP con un electorado muy fiel y que, además, es claramente mayoritario en las franjas de edad en las que se produce una mayor participación (a partir de los 65 años).

Un Senado muy abierto en las orientales

Respecto al Senado, podrían producirse cambios con relación a lo que se produjo en los comicios del pasado mes de diciembre. Especialmente en las islas orientales, dados los apretados resultados del 20D, pequeñas variaciones podrían modificar sensiblemente el reparto de actas a la muy cuestionada Cámara Alta.

Recordamos que son tres las plazas en cada una de las islas capitalinas, Tenerife y Gran Canaria, y una en cada una de las no capitalinas. En total once senadores, a los que se suman los tres elegidos por el Parlamento en representación de la Comunidad Canaria.

Vayamos isla por isla.

Majoreros

En Fuerteventura, Claudio Gutiérrez del PP ganó con unos 500 votos de diferencia sobre la candidata de Podemos, Penélope Vázquez (ahora sorpresivamente sustituida por Rafael Marrero, lo que ha originado una fuerte bronca interna en Podemos Fuerteventura), y 1.500 sobre PSOE-NC, con Taishet Fuentes.

CC, que quedó en cuarto lugar en diciembre, ha sustituido a su candidata de entonces, Claudina Morales, ex senadora y ex alcaldesa de La Oliva, por Agustín Trujillo Saavedra.

Claudio Gutiérrez repite por el PP, pero con una curiosa fórmula de time sharing con otra compañera de su partido, Esther Hernández; fórmula antes aplicada con sus entonces coaligados de AMF (Agrupaciones Municipales de Fuerteventura). En caso de volver a ganar los conservadores cada uno estará dos años en la Cámara Alta, con lo que se garantiza, afirman, que se tengan en cuenta las reivindicaciones del norte y del sur de la isla, de donde procede cada uno de ellos.

Todo apunta a que no hay nada decidido en la isla majorera para estos veraniegos comicios. Puede influir en el resultado final el cambio dado por AMF (Agrupaciones Municipales de Fuerteventura) que en diciembre concurrió con el PP y ahora lo hace con PSOE-NC.

Lanzarote

En Lanzarote sorprendió en diciembre el triunfo de José Galindo (Podemos). Le sacó unas 300 papeletas a la candidata del PSOE-NC Ariagona González y unas mil al del PP, Óscar Luzardo (ahora sustituido por un nuevo candidato, Joel Delgado).

En la isla de los volcanes se prevé una pugna muy cerrada por la plaza en el Senado, en la que la alianza entre los de Iglesias y los de Garzón ha decidido no contar con Galindo, que será suplido por un candidato de IU en el marco de los pactos estatales entre ambas formaciones.

En Gran Canaria, podría repetirse el resultado: dos para el PP (que sustituye a los electos en diciembre, Borja Benítez de Lugo y Mari Carmen Hernández Bento, por Poli Díaz y Auxiliadora Pérez) y uno para Unidos Podemos, salvo en el caso de que estos últimos saltaran el estrecho margen que hoy les separa de los conservadores y se pasara a uno PP y dos Unidos Podemos.

En los casos de El Hierro y La Gomera no parece haber ninguna duda de que volverán a triunfar claramente los candidatos de AHI-CC, en la isla del meridiano, y de ASG, en la colombina.

Tampoco en La Palma parece que corra peligro la plaza que el PP consiguió en diciembre de forma contundente.

Y, por último, en la isla de Tenerife resulta poco probable que el PP pierda alguna de las dos actas que hoy mantiene. Alarcó puede respirar tranquilo. Será mucho más disputada la tercera entre PSOE-NC, que la logró el 20D, y Unidos Podemos.

Listas conjuntas

Como se sabe se llegó a hablar de presentar listas conjuntas al Senado de las izquierdas para evitar el arrase y el consiguiente bloqueo o, al menos, ralentización legislativa del PP. Lo planteó Podemos, seguramente en el peor momento, con la confianza entre Iglesias y Sánchez resquebrajada y en pleno arranque preelectoral y preocupaciones mutuas por el posible sorpasso. E incluso hubo negociaciones en la Comunidad Valenciana para plasmar un entendimiento entre PSV-PSOE, Compromís, EU y Podemos. Nunca se señaló cuál sería el programa común de ese hipotético acuerdo.

De haberse producido un entendimiento de ese tipo en el caso canario los cambios en la representación isleña en la Cámara Alta serían muy sustanciales.

En diciembre, el PP obtuvo seis actas al Senado, del total de once a elegir, uno menos de los que logró en 2011.

Pero con un pacto entre las izquierdas se daría un vuelco significativo.

Con excepción de los senadores de El Hierro y la Gomera, que parece que son inamovibles para AHI y ASG.

En las islas capitalinas supondría pasar del 4-2 a favor de los conservadores a justo lo contrario. En Lanzarote se asegurarían el diputado que ahora tiene Podemos por muy escasos votos. Y en el caso de Fuerteventura, la alianza de izquierdas derrotaría claramente al PP. Más difícil, pero no imposible, estaría en la isla de La Palma, por el enorme diferencial de los conservadores.

El resultado podría pasar del que se produjo el 20D -PP (6), Podemos (2), PSOE (1), AHI (1) y ASG (1)- al siguiente: PP (3), Alianza Progresista (6), AHI (1) y ASG (1)-, muy diferente como pueden observar.

¿Ya sabe qué va a votar?

Generalmente se ha minimizado el papel de las campañas electorales a la hora de decidir el voto. Se suponía que la mayoría del electorado tenía claro a quién iba a votar desde meses antes. Que las campañas solo servían para modificar o confirmar el voto de un pequeño porcentaje de ciudadanos y ciudadanas. Y probablemente era así.

Pero las cosas han cambiado, y mucho, en el último período; el desgaste y retroceso del bipartidismo con la irrupción de dos nuevas fuerzas politicas con peso en el concierto estatal, Podemos y Ciudadanos, ha aumentado las opciones con posibilidades para los electores y, paralelamente, dificultado el trabajo de los analistas de sondeos.

Al respecto, resulta muy interesante el trabajo desarrollado por Técnicos en Socioanálisis (TSA) SL, bajo la dirección de Juan del Río, que lleva el título ¿Cuándo se decide el voto en Canarias y en España?, elaborado a partir del estudio de distintos postelectorales de elecciones autonómicas, generales y europeas.

En primer lugar, llama la atención que pese al ambiente que se genera en las precampañas y campañas –cartelería en las calles, debates radiofónicos y televisivos, mítines, etcétera- resulta bajo el interés que despiertan en la ciudadanía.

En el análisis de TSA se indica que, en el caso de las últimas autonómicas canarias, solo un tercio de los electores realizó un seguimiento de la campaña. Algo más elevada fue la atención que mereció las generales para el conjunto de la población española, más del 50%, la cifra más elevada del período reciente. Pese a lo cual no se tradujo en una elevada participación pese al novedoso impulso de las formaciones emergentes.

El estudio confirma a la televisión como la reina de la información electoral, duplicando al seguimiento a través de periódicos y radios.

Participación social

Con relación a la participación social en las actividades propias de una campaña electoral, TSA concluye que destacan las de carácter más pasivo, “ver por televisión algún espacio de propaganda electoral (69% en Canarias en 2015 y alrededor del 42% en España en las últimas elecciones generales) y leer o echar un vistazo a los folletos y programas de partidos (62% en Canarias y 43% en España).

En las generales, pese al frustrado debate a cuatro (en el único que se llevó a cabo Rajoy se ausentó y fue sustituido por Soraya Sáenz de Santamaría), mantuvieron buenos niveles de audiencia y casi la mitad de los electores vio el tenso encuentro entre Rajoy y Sánchez.

Respecto a la importancia de los sondeos, en el caso de las autonómicas canarias 2015, un 12,4% de la muestra asegura que tuvo mucho o bastante en cuenta lo que reflejaban las encuestas a la hora de decidir a quién votar el pasado mes de mayo. En el conjunto de España, y en referencia a las generales de diciembre, el dato fue algo inferior, un 9%.

Y dos datos curiosos sobre participación en las urnas. El primero es que hay una enorme distancia entre lo que se señala en los postelectorales sobre el comportamiento en este asunto y la realidad.

Solo un 19,5% de los canarios reconoce haberse abstenido en mayo; cuando los datos elevan esa huida de las urnas hasta el 39%. En las generales y en el conjunto del Estado sucede igual. Se reconoce como abstencionista el 11,6% de los encuestados, cuando en el 20D se triplicaron esos datos.

El segundo, muy relevante, la participación por franjas de edad: “a menor edad, menor participación y viceversa. De una participación del 46% entre votantes de 18-24 años a una del 66% entre los mayores de 65”. Y ya se sabe donde tienen derecha e izquierda los mayores apoyos.

¿Cuándo se decide el voto? La gran mayoría parece tenerlo claro mucho antes del arranque de la campaña electoral. Pero todo indica que cada vez son más los que retrasan en el tiempo la decisión. Sucedió en las europeas de 2014, dificultando en gran medida el acierto de las empresas demoscópicas que ya tenían una dura tarea con tratar de medir el grado de irrupción de las nuevas formaciones políticas.

Pero ese retraso en el momento de decidir qué votar ha ido en aumento. En las autonómicas canarias de 2011, un 21% confirmó qué papeleta depositaría en las urnas durante las dos semanas de campaña. Cuatro años después, en las elecciones canarias de mayo de 2015, el porcentaje subió en diez puntos: un 30,9%; y es más, un 7,6% reconoce que esperó hasta la misma jornada electoral para optar entre la variada oferta partidaria.

No crean que es un comportamiento atípico. El modelo se repitió, al alza, en el conjunto de España en las pasadas generales de diciembre. Entonces, un 34,6% decidió su voto en el transcurso de la campaña electoral. Y, más dubitativos, un 18,9% se convenció del sentido de su voto el mismo 20 de diciembre.

Como para exigir elevados aciertos a los encuestadores.

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