Canarias podría aumentar hasta un 50% sus emisiones de dióxido de carbono en unos años

El sindicato CCOO afirmó este martes que Canarias puede aumentar en un 50% sus emisiones de dióxido de carbono en los próximos años, y advirtió de que el Archipiélago sería la comunidad más afectada del Estado por el incremento de la sequía y los fenómenos meteorológicos extremos.

CCOO señala en un comunicado que “ignorar el cambio climático” puede suponer graves perjuicios para la economía y el empleo de Canarias, especialmente en el sector turístico y agrícola, y considera que las nuevas infraestructuras, el crecimiento urbanístico y la extensión de nueva potencia de la red eléctrica pueden duplicar la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera.

Según el sindicato, Canarias, frente al conjunto de la Unión Europea y el Estado, es la comunidad de más consumo energético para la movilidad, un 50% de la energía primaria en las Islas.

CCOO advierte de que estas previsiones de consumo energético, ante la evidente crisis energética global de producción de crudo, puede hacer a Canarias aún más vulnerable para el futuro.

Huida hacia delante

Además de las implicaciones para el cambio climático, las Islas van a verse perjudicadas por políticas de “huida hacia delante” que generarán mayor presión sobre el territorio y pérdidas de empleo en el futuro, por saturación y superación de la capacidad de carga de las Islas.

El sindicato considera que además Canarias se encuentra en una situación de alta vulnerabilidad ante el cambio climático y urge a debatir sobre las graves afecciones que la certeza del cambio climático tendrá en las Islas.

Añade que entre los fenómenos asociados al cambio climático que pueden perjudicar a las condiciones de habitabilidad de la sociedad y economía isleñas se encuentran la alteración de la corriente fría de Canarias, derivado de los cambios en la “corriente del Golfo”, y que es la “garantía” del carácter “primaveral” del clima de Canarias.

Otra consecuencia sería la subida del nivel del mar, que puede alterar la línea costera de Canarias y perjudicar gravemente un recurso valioso para el mantenimiento del sector turístico y la economía de servicios, al tiempo que supone una grave afección a las infraestructuras asociadas al litoral, como puertos y conducciones marinas.

Asimismo se podría producir un incremento del calentamiento superficial del agua que afectaría a la dinámica y abundancia de las poblaciones de peces y las especies y economías dependientes de ellas, lo que afecta al sector de la pesca de interior y a la distribución de los bancos pesqueros del Atlántico.

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