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Los investigadores hallan una nueva especie endémica de pinzón en Canarias

Ejemplar de pinzón azul de Gran Canaria

Efe

26 de agosto de 2021 14:46 h

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Un equipo de investigadores de la Universidad de Oviedo y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto que el pinzón esconde hasta cinco especies distintas localizadas en Azores, Madeira, Eurasia y el norte de África, y también en Canarias (Fringilla canariensis), en lo que resulta el hallazgo de una nueva especie endémica en el Archipiélago.

El descubrimiento, publicado en la revista Molecular Phylogenetics and Evolution, tiene importantes implicaciones para el diseño de estrategias específicas centradas en el manejo y la conservación de los pinzones y para entender sus procesos evolutivos. Tres de ellas viven en la Macaronesia (Madeira, Azores y Canarias) y las otras dos en Eurasia y el Norte de África. España alberga, por lo tanto, tres especies de pinzón: una en la península y Baleares, otra en Canarias (Fringilla canariensis) y otra más en Ceuta. La de Canarias supone el hallazgo de una nueva especie de ave endémica en el Archipiélago, ha informado hoy la Universidad de Oviedo.

El profesor titular de Ecología de la Universidad de Oviedo e investigador en el Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (IMIB, Universidad de Oviedo-Principado de Asturias-CSIC), Juan Carlos Illera, uno de los firmantes del artículo, ha recordado este jueves que ciertos trabajos anteriores ya habían descrito una subespecie de pinzón en Gran Canaria.

Ahora, los investigadores han reclasificado los pinzones y han concluido que realmente puede hablarse de cinco especies genéticamente diferentes por derecho propio. “Las implicaciones de esta reclasificación son muy importantes porque la singularidad taxonómica de los pinzones es mucho más relevante de lo que se pensaba hasta ahora, y, por lo tanto, nuestra responsabilidad para protegerla es también mayor”, ha explicado el científico. Y ha añadido que si, por ejemplo, el pinzón endémico de Canarias se extinguiera, resultaría un “drama ecológico” porque supondría la pérdida mundial de una especie animal.

Los trabajos realizados por este grupo de científicos han concluido que la primera diferenciación del pinzón común se produjo hace cerca de 830.000 años, cuando el ancestro de los pinzones vulgares actuales colonizó el archipiélago de las Azores.

Poblaciones de pinzones saltaron de Azores a Madeira, y posteriormente a Canarias, donde llegaron hace aproximadamente 500.000 años, toda una sucesión de saltos entre islas en la que las aves fueron perdiendo diversidad genética. Porque los pinzones de las Azores muestran una diversidad genética sorprendentemente alta, similar a las del continente, mientras que las de los otros archipiélagos macaronésicos revelan una pérdida secuencial de diversidad.

Juan Carlos Illera ha comentado que esto es esperable porque cada nuevo espacio es colonizado por un subconjunto de ejemplares del grupo poblacional anterior, y por eso la diversidad genética del pinzón endémico de Canarias es menor que la del de Azores.

El trabajo ha permitido también establecer algunas curiosidades, como que los pinzones actuales coexisten en la Macaronesia con otras especies de pinzón actual (en Canarias habitan los pinzones azules), y en el pasado coexistieron también con otras especies granívoras ya extintas con las que experimentaron “procesos de competencia”.

“Las poblaciones del pinzón endémico canario son además absolutamente sedentarias, lo que merece más estudios. Los pinzones de Azores se mueven entre las islas del archipiélago. Pero los de Canarias se localizan solo en cinco de las islas –El Hierro, La Palma, La Gomera, Tenerife y Gran Canaria—. No se mueven entre islas y no sabemos por qué”, ha reconocido Illera.

Los científicos llegaron a estas conclusiones tras realizar un trabajo de campo en los diferentes archipiélagos, en el que se capturaron más de 80 ejemplares de cada una de las poblaciones para extraer una mínima muestra de sangre de las que estudiar su ADN, para seguidamente liberarlos en el mismo punto. De cada uno de estos ejemplares se analizaron más de 100.000 genes, lo que permitió concluir que las especies eran diferentes.

El equipo de la Universidad de Oviedo y el CSIC confía en que el proceso de reconocimiento de estas nuevas especies sea rápido. “Nosotros hacemos una propuesta taxonómica; después, la comunidad científica puede aceptarla o publicar réplicas que, sinceramente, no esperamos. Finalmente, serán las sociedades científicas ornitológicas las que deberán reconocer esta nueva clasificación”, ha concluido el investigador.

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