75.000 muecas

Las calles de Puerto de la Cruz se llenaron de multitud de escenarios durante el festival Mueca

Noé Ramón

Puerto de la Cruz —

Una sorprendente pasión de los tinerfeños por el teatro ha hecho que durante cuatro días las calles de Puerto de la Cruz se hayan visto desbordadas por 75.000 personas que se lanzaron a participar en el festival Mueca. Entre el jueves y el domingo tuvo lugar la nueva edición de este encuentro que sigue adelante con sus luces y sombras, pero al menos sigue adelante. Que ya es mucho.

Una de las consecuencias más curiosas es que el festival se consolida como el punto de encuentro anual del grupo de humor tinerfeño Abubukaka. El sábado por la noche las previsiones se desbordaron y el recinto del puerto se quedó pequeño, hasta el punto de que por motivos de seguridad casi no se celebra la actuación.

El grupo gusta con un humor que mezcla lo surrealista, con la crítica política y las bromas de ida y vuelta... pasan del chiste fácil y repetido mil veces al disparate dadaísta de cosecha propia. De lo universal a lo chicharrero. Podría decirse que prometen y que lo mejor está por venir. Pero es una tontería. A la gente les gusta tal y como son ahora mismo.

Ciertamente lo que más sorprende de Mueca ha sido las ganas de los tinerfeños por devorar teatro en todas sus formas. Casi parecía que no importa qué obra, en qué lugar o a qué hora. Los distintos recintos aparecían abarratodas de personas que ocupaban su puesto de principio a final dispuestas a digerir todo lo que les pusieran en el plato.

La calidad de los grupos era normal. Cumplían y punto. Pero a la gente no parecía preocuparles demasiado. Aplaudían, sacaban fotos y participaban de forma decidida. Desde luego los organizadores deberían tener en cuenta el interés de los tinerfeños en el teatro a la hora de organizar las próximas ediciones. Pero no para darles cualquier cosa, sino para ofrecerles lo mejor, que no siempre tienen que ser acrobacias.

Casi cada rincón de Puerto de la Cruz guardaba una sorpresa. Y la gente estaba decidida a vivirlas hasta sus últimas consecuencias. En una casona de la calle San Juan se asentó una oferta especial y relacionada con la moda que fue bien recibida. Porque una de las virtudes de este festival es que todo parece nuevo.

En definitiva, que Mueca ha resultado ser un éxito rozando lo absoluto. Pero más de público que de oferta o programación. Porque el peligro que se corre al final es tomar más en cuenta a los comerciantes y fijar como objetivo que los negocios se llenen durante estos días, que ofrecer a los chicharreros teatro de calidad. Que una vez más el dinero se sitúe por encima de la cultura.

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