Australia pide agua por señas

Lo que mal empieza mal acaba. Y el asunto casinos va camino de acabar en gran escandalera con fanfarria y aparato eléctrico, además de su respectiva comisión de investigación en el Parlamento. Empezó mal, les decíamos, porque inventarse la necesidad de los casinos era asunto tan peregrino que no se lo creyeron ni los mismísimos instigadores de la propuesta. Peor ha sido lo del concurso para dar la primera de las cinco licencias a la UTE en la que, seguramente, estará Lopesan. Tan descarada es la cosa, que María Australia Navarro, consejera de Presidencia, Justicia y Casinos, está llamando a empresarios del sector para pedirles, por fa, que se presenten, no vaya a ser que lo haga sólo el elegido y vaya a dar la cosa un cante insoportable. Superior, por cierto, al que produce el vertedero de Juan Grande a eso de las seis de la mañana.