La fiscalía, step by step

Mientras el vicepresidente del Cabildo de Gran Canaria se entretiene en estas actividades tan lúdicas, la Fiscalía continúa investigándolo por unos presuntos delitos denunciados por el que fuera su partido, en cuya militancia figuró de modo tan efímero como la tienda de moda denominada La Shop (touch one feet!). Según el CCN, el Ministerio Público le ha abierto diligencias por haber cometido los presuntos delitos de apropiación indebida y falsificación de documentos, así como malversación de caudales públicos por presuntamente “distraer fondos del partido y del Cabildo Insular de Gran Canaria”. Abrió cuentas bancarias sin autorización, falsificó la firma del presidente del partido, Nacho González y desvió fondos de los afiliados y del CCN “para su propio lucro”, según insiste en recordar la formación centrista, nacionalista y todo lo demás. No consta la más mínima reacción del afectado ni, por supuesto, del presidente del Cabildo, José Miguel Bravo de Laguna, que se traga con verdadera fruición los sapos que le corresponden por tener en su gobierno a dos tránsfugas como el meritado Domínguez y el ex de CC Antonio Hernández Lobo. Unas joyas a las que se une el consejero de Obras Públicas, el inquieto Carlos Sánzhez, al que una ingeniería acusó no hace muchas semanas de un comportamiento perfectamente denunciable ante los tribunales de justicia que obligó a la institución a cambiar los designios de un concurso público para evitar la alcaldada, y probablemente el delito. Ni una dimisión ni una explicación pública, ni por supuesto una investigación judicial de oficio, por mucho que todos estos casos se hayan aireado convenientemente en la prensa. Ahí siguen tan campantes. Todos.