Hizo bien Adán Martín en dar marcha atrás y reformular su teoría de un segundo escalafón del Gobierno formado por los viceconsejeros que le permitiera tener controlados a todos los miembros del Consejo de Gobierno después de tanto equilibrio para montarlo. Hizo bien, decimos, porque cuando se anunció todavía faltaban por nombrar algunas joyas de la política canaria que le habrían dado un par de quebraderos de cabeza. No nos referimos precisamente a Pilar Parejo, que no plantea problemas, como lo hace, por poner un ejemplo, Benito Codina, que va camino de superar en meteduras de pata a aquel secretario de Estado de Inmigración de apellidos Fernández Miranda. Tampoco se queda atrás Gonzalo Angulo, que tiene la mar de contento (nunca mejor dicho) al consejero de Agricultura y Pesca, Pedro Rodríguez Zaragoza. Muchos esperan de Angulo los primeros gestos, más que nada para confirmar la gran capacidad que tiene este hombre de adaptarse al medio natural. Hoy no les vamos a hablar nuevamente de Emilio Moya, el viceconsejero de Justicia, al que le auguran un movido septiembre.