Si te digo Erfurt seguro que no vas a tener ni idea de lo que te estoy hablando. Para nosotros, países como Francia, Inglaterra, Polonia o Alemania son verdaderas joyas para viajar porque te encuentras con lugares increíbles que casi nadie conoce. Pequeñas ciudades y pueblos que esconden verdaderos tesoros que en cualquier capital serían la postal recurrente en todas esas tiendas de souvenirs que tan poco nos atraen. Un ejemplo paradigmático de lo que decimos es Erfurt, la capital de la región germana de Turingia. Este pequeño burgo medieval era una de las postas más importantes de la llamada Vía Regia, la red de caminos que comunicaban las diferentes ciudades del Sacro Imperio durante la Edad Media. Su papel como mercado se fundamentaba en la producción de Índigo, un tinte azul muy apreciado desde tiempos de Roma que convirtió a Erfurt en un próspero centro de negocios. Pese a estar muy alejada del mar, la ciudad fue una de las integrantes de la Liga Hanseática.
Otro factor que explica la riqueza patrimonial de Erfort es su emplazamiento en el Camino de Santiago. La ruta jacobea que busca Galicia trajo hasta este lugar a miles de devotos y devotas durante la era dorada de las peregrinaciones y fruto de este trasiego de creyentes fue la construcción de hasta siete monasterios. Alguno de ellos con un papel protagónico en la historia europea. Un tal Martín Lutero vivió en el Monasterio de San Agustín (Augustinerstraße, 10) entre 1501 y 1511. Sus tres claustros y la iglesia son un ejemplo magnífico de la arquitectura gótica centroeuropea del siglo XIII. Pero volvamos al comercio.
La posición de Erfurt en la Vía Regia es privilegiada. Se encuentra a pocas millas del cruce del ramal Sur-Norte que comunica Italia con el mar báltico y también muy cerca del cruce que divide el camino entre los que vana Francia y España y los que se dirigían a las costas de Flandes. Erfrurt se convirtió en uno de los puntos fundamentales de intercambio por su posición fronteriza entre el mundo germánico latino y germánico eslavo. El rastro más notable de este pasado como ‘ciudad de mercado’ es el Krämerbrücke -Puente de los Comerciantes-.
Este puente sobre el Río Gera es el único habitado al norte de los Alpes y un ejemplo de arquitectura medieval casi único en Europa. La pasarela se fue colmando de casas, comercios y talleres convirtiéndose en una galería comercial sobre el río que está tal cual se construyó entre los siglos XII y XVI. Este puente es uno de los lugares más auténticos de Alemania y recuerda a otras pasarelas históricas como el Puente Viejo de Florencia. La Casa del Puente de los Comerciantes (Krämerbrücke, 31) es un bonito museo instalado en una de las casas del último periodo de ‘ocupación’ del puente (finales del XVI). Aquí puedes conocer la historia de esta singular infraestructura a medio camino entre pasarela y centro comercial. Una galería con casas de trama de madera y piedra que son un salto hacia el pasado. El puente sigue muy vivo. Aquí puedes encontrar dos salas de teatro, una galería de arte, varias tiendas, viviendas, una iglesia medieval digna de verse -San Aegidien- y hasta una de las mejores fábricas de chocolate de la región: Goldhelm Schokolade (Krämerbrücke, 12).
Qué ver en Erfurt (una joya medieval casi desconocida).- El casco histórico de Erfurt es uno de los mejor conservados del Centro de Europa. Aquí no sólo nos encontramos con edificios aislados o grandes monumentos eclesiásticos o militares: priman los conjuntos como el que puedes ver en la Plaza del Mercado de Pescado (Fischmarkt) donde puedes ver un grupo de casas medievales y barrocas (préstale especial atención a la Zum Breiten Herd -Fischmarkt, 11- que literalmente se llama la casa grande) que sirven de marco para el Rathaus (Ayuntamiento), un precioso edificio neogótico del XIX que sustituyó al antiguo consistorio medieval. A dos pasos de la Plaza del Mercado está el Molino Nuevo (Schlösserstraße, 25a), una antigua muela hidráulica del siglo XVI que se ha convertido en museo.
El otro gran centro de la ciudad histórica es el entorno de la Catedral de Santa María (Domstufen, 1), un edificio capital que más allá de su valor artístico (con un soberbio estilo gótico temprano más francés que alemán) es un símbolo de la cristianización de la zona desde tiempos del Imperio Carolingio (el obispado de Turingia se estableció en el siglo VIII). La catedral forma un gran conjunto monumental junto a la Iglesia de San Severo (Severihof, 2), otra joya gótica del siglo XIV. La Domplatz (Plaza de la Catedral) forma un amplio espacio abierto a la que se abren varias de las calles más emblemáticas de Erfurt. Aquí puedes ver varias casas con trama de madera y otros edificios más recientes que ponen de manifiesto la extensión del barroco centroeuropeo por todo el territorio del Sacro Imperio. La más importante de estas calles es Marktstrasse (Calle del Mercado) que sirve de nexo entre la Plaza de la Catedral y la Plaza del Mercado de Pescado. En esta arteria puedes ver un buen número de edificios y casas medievales y una de las iglesias históricas más bonitas: Todos los Santos (Marktstrasse, 44).
A dos pasos de la catedral se inician las cuestas que conducen a la Ciudadela de Petersberg (acceso desde Domplatz) la fortaleza urbana más grande de toda Alemania. Este complejo de baluartes y lienzos se construyó en el siglo XVII para defender la ciudad. La elección de la colina supuso la destrucción de un antiguo monasterio benedictino (San Pedro) del que hoy sólo queda en pie la Iglesia de San Pedro y San Pablo (siglo XII) donde se custodian las pinturas medievales más antiguas de toda Turingia. El castillo es impresionante y cuenta con múltiples instalaciones (cuarteles, almacenes, terrazas artilleras) que han sido musealizadas con mucho acierto. Si eres de los que gustan de este tipo de cosas, aquí puedes pasarte un par de horas entretenidas. En la Casa del Comandante, por ejemplo, hay una instalación de realidad virtual alucinante sobre la historia de Erfurt.
De cárcel histórica a cuartel de la temida Stasi (Andreasstrasse, 37a).- El gran edificio de ladrillo rojo de la calle Andreastrasse guarda uno de los episodios más sombríos de la historia de Erfurt. Esta vieja cárcel se construyó a finales del siglo XIX bajo los muros de la Ciudadela Petersberg y empezó a funcionar como penal poco después. Tras la Segunda Guerra Mundial esta zona de Alemania quedó bajo el control de la Unión Soviética y formó parte de la República Democrática de Alemania. Entonces decir Andreasstrasse era decir la cárcel de la Stasi, la policía política de la RDA. Hoy el lugar es un centro de recuperación de la memoria y un museo.
Museo de la Ciudad de Erfurt (Johannesstraße, 169).- Es otro de los imprescindibles tanto por sus contenidos como por el continente. La Casa del Pescado Seco (Zum Stockfisch) es uno de los mejores ejemplos de vivienda y almacén de los buenos tiempos de Erfurt. El edificio data del siglo XVII y perteneció a una familia de comerciantes que acumuló gran cantidad de riqueza. Hoy este palacio dedica sus salas a mostrar la historia de Erfurt a través de objetos, obras de arte y mucho trabajo de divulgación. Aquí se venera la época de ‘los grandes años’, el periodo comprendido entre los siglos XIII y XVI en los que Erfurt era uno de los lugares más prósperos de la Liga Hanseática. También molan las salas dedicadas a los siglo XIX y XX.
Los judíos de Erfurt, la masacre de 1349 y un tesoro singular.- Muy cerca del Puente de los Comerciantes se encuentra la Sinagoga Vieja (Waagegasse, 8), un edificio del siglo XI que es el templo hebreo más antiguo de toda la Europa central. La presencia de los judíos en Erfurt fue muy importante hasta 1349, cuando la ciudad se sumó a los pogromos que se habían extendido por toda Europa debido a la peste negra. Estos levantamientos antijudíos (se les acusó de provocar la peste envenenando los pozos) causó miles de muertos en todo el Sacro Imperio (solo en Erfurt fueron asesinadas 900 personas). Hoy la Sinagoga Vieja se ha convertido en un museo sobre la historia de la comunidad judía en la ciudad. Aquí se exhiben objetos de la época, una colección de libros iluminados y el Tesoro de Erfurt, un conjunto de joyas y monedas que se encontró en una pared y que se presume que fue escondido durante los disturbios del siglo XIV.
Otro lugar clave para entender la historia de los judíos de Erfurt es la llamada Casa de Piedra (Benediktsplatz 1), un conjunto de edificios del siglo XII que formaron parte del núcleo de la judería medieval del burgo. En esta manzana anclada en el tiempo pueden verse elementos constructivos originales incluidas vigas de madera policromada con simbología propia de la Cábala hebrea. El tour por la ciudad judía se completa con la Sinagoga Pequeña (An d. Stadtmünze, 4), un bonito edificio del siglo XIX situado junto al cauce del Río Gera; el Mikvé Ritual (Krämerbrücke, 7), un baño ritual medieval del siglo XIII que se encontró a los pies del Puente de los Comerciantes y algunos restos del Cementerio Judío que se exhiben en varios monumentos y museos de la ciudad (en la Sinagoga Vieja y, sobre todo, en los sótanos de la Casa de Piedra). La historia de los judíos de Erfurt sufrió épocas de esplendor en los siglos XVIII, XIX y XX hasta el desastre de la Alemania nazi.
Fotos bajo Licencia CC: Magnus Hagdorn; Sergei Gussev; cuba49; Xiquinho Silva; Roland Rethfeldt; stephengg; Anke L