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No solo es la infraestructura: el pago en las estaciones de carga también frena al coche eléctrico

A la hora de recargar un eléctrico fuera del domicilio, es habitual que haya que darse alta en la plataforma de la empresa que ofrece el suministro y solicitar una tarjeta que llegará por correo postal, o bien descargarse su app.

Pedro Urteaga

Los principales inconvenientes que presenta el vehículo eléctrico son bien conocidos por todos y están en camino de serlo cada vez menos a medida que pasa el tiempo. Son coches, todavía, más caros que los equivalentes de combustión interna; ofrecen una autonomía limitada, aunque la de muchos supera ya los 400 kilómetros, y la infraestructura de recarga es, de momento, insuficiente, al menos en países como el nuestro. Estas trabas, decimos, se van diluyendo poco a poco, pero existen otras, en principio de menor calado, que no hacen nada por impulsar la ecomovilidad, sino que más bien la frenan, y bastante.

Está, por un lado, la diversidad de tomas, enchufes y adaptadores de recarga, que, como en el caso de los teléfonos móviles, nos impide soñar ahora mismo con un cargador universal. Otro día trataremos de este asunto, en el que intervienen poderosos intereses comerciales y hasta de preponderancia geopolítica. Hoy vamos a ocuparnos de otro lastre para el avance del coche eléctrico, el de la falta de un estándar de pago en los puntos de recarga público. Dicho de otro modo: ¿por qué no puedo pagar en ellos con mi tarjeta de crédito o débito, como hago en cualquier gasolinera?

Actualmente, lo habitual cuando necesitamos conectar un vehículo de baterías a un poste de carga que no sea el de nuestro domicilio o empresa, es que haya que darse de alta en la plataforma de la empresa que ofrece el suministro y solicitar la tarjeta con la que haremos el pago (y que llegará por correo postal), o bien descargarse su aplicación para móvil, donde, ya sí, introduciremos los datos de nuestra tarjeta de crédito habitual. Estos pasos deberemos repetirlos con cada operador al que podamos tener que recurrir en alguna ocasión.

Con razón la consultora británica Cornwall Insight ve con buenos ojos la posibilidad de que las estaciones de recarga introduzcan métodos de pago estándar como los que se utilizan en las gasolineras. “Sin un sistema de pago universal”, ha afirmado su analista Tom Lusher, “este problema se convertirá rápidamente en un dolor de cabeza administrativo para los gestores de flotas, sobre todo para aquellos con un amplio amplio rango geográfico porque acabarán teniendo que administrar múltiples servicios de suscripción y tarifas diferentes para operar como lo hacen hoy”.

La consultora aboga por un formato de pago único y propone que las administraciones legislen de tal manera que los operadores desarrollen sistemas comunes donde cualquier cliente pueda cargar su coche sin necesidad de bajarse mil aplicaciones o darse de alta en otras tantas plataformas. De esta forma se facilitaría que entraran en la red incluso empresas ajenas al sector, como supermercados o centros de jardinería, por poner dos ejemplos. Esto es justamente lo que está haciendo la compañía Plug-In Suffolk en el condado británico del mismo nombre.

En asociación con el fabricante de cargadores EO y el proveedor de energía sostenible Bulb, esta empresa pone a disposición del usuario una red abierta de puntos de recarga donde puede pagarse rápidamente con tarjeta contactless (en España se tardaría unos segundos más porque, por motivos legales, es obligado introducir el pin si el importe es superior a 20 euros). Los negocios que alojan este servicio no deben pagar por la instalación, de la que se encarga EO, y se quedan con el 90% de los ingresos, según figura en la web de Plug-In Suffolk.

La tarifa que se oferta es de 1,99 libras por una carga diaria de un máximo de dos horas, que hay que abonar igualmente si se usa menos tiempo. Los cargadores suministran potencias de 7, 11 y 22 kW, con las que el coche conectado recupera energía para recorrer alrededor de 40, 64 y 128 kilómetros, respectivamente.

La iniciativa de Plug-In Suffolk no es la única que impulsa el pago con tarjeta de crédito convencional en puntos de recarga. Las empresas Circontrol, fabricante de cargadores, y Alvic, dedicada a la gestión integral de estaciones de servicio, acaban de firmar un acuerdo para dar un servicio cómodo y rápido a los usuarios de coches eléctricos mediante la integración de los sistemas de gestión de la primera y los de cobro desarrollados por la segunda.

Desde 2012, la plataforma Hubject, participada entre otros por Volkswagen, Daimler y BMW, busca también acabar con tanta confusión de tarjetas y aplicaciones intermediando entre los diferentes actores que intervienen en la recarga, aunque en este caso el sistema de pago queda aparte. Lo que ha hecho Hubject es conectar más de 70.000 puntos de carga que antes eran en buena parte incompatibles, de manera que el conductor de un vehículo eléctrico pueda rellenar sus baterías sin trabas en más de 25 países, entre ellos próximamente también Estados Unidos y China.

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