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¿Cómo es el nacionalismo canario?

Independentistas canarios en una manifestación.

Enrique Bethencourt

Las Palmas de Gran Canaria —

El nacionalismo canario tiene algunas características que le diferencia nítidamente respecto a los considerados nacionalismos históricos: vasco, catalán o gallego. Es un nacionalismo que no está vinculado a elementos étnicos, seguramente por la historia de mestizaje de nuestro pueblo. Tampoco a la lengua, aunque tengamos una forma propia de hablar el español, claramente en retroceso por la penetración del español estándar a través de los medios de comunicación.

Tiene mucho más que ver, probablemente, con la realidad inmutable de ser un pequeño pueblo situado a más de 1.000 kilómetros del Estado del que formamos parte desde la conquista en el siglo XV y, también, del continente con el que mantenemos más relaciones económicas, políticas y culturales, pese a nuestra evidente mayor cercanía geográfica a África.

El sociólogo Miguel Guerra asegura que Canarias “desde el punto de vista político-electoral no responde al modelo bipartidista. La cuestión nacional canaria tiene su enorme peso e importancia, al margen de sus modos inmaduros y disgregados de expresión política”.

Se dan, además, diferencias entre los territorios insulares. El primer nacionalismo tras el fin de la dictadura franquista, mayoritariamente de izquierdas y autodeterminista, se circunscribe fundamentalmente a los grandes núcleos urbanos de Gran Canaria y Tenerife y, en menor medida, al resto de las islas orientales.

AM

En Fuerteventura tiene expresión propia; Asamblea Majorera, que une inicialmente a todo el progresismo en la isla. Y que luego sufre el trauma de diferentes escisiones, especialmente la que lleva al PSOE a algunos de sus dirigentes fundacionales. Luego surgiría una organización de tintes más conservadores, Independientes de Fuerteventura (IF), que estuvo en las AIC, más tarde en la FNC y que, finalmente, terminó integrándose en el PP. Ambas estarían en el nacimiento de CC.

AM, como tal en el pasado, y ahora como CC, ha ejercido la presidencia del Cabildo de Fuerteventura en la mayoría de los mandatos de la etapa democrática. Y ganado las elecciones al Senado por la isla en 1977, 1982, 1986, 1989, 1993 y 2000.

En el caso de El Hierro, es Agrupación Herreña Independiente quien representa al nacionalismo en la isla, gobernando su Cabildo en todos los mandatos, salvo en 1991-1995, en que lo hizo el PSOE, y, también, los socialistas desde septiembre de 2011 en que una moción de censura de PSOE y PP colocó al socialista Alpidio Armas al frente de la corporación insular, desplazando a la nacionalista Belén Allende.

De AHI han sido todos los senadores por la isla en la etapa democrática. Ha mantenido una relación preferente con CC, aunque en ocasiones ha concurrido a las urnas con sus propias siglas.

Lanzarote es, con toda seguridad, la isla tradicionalmente más nacionalista. Y en donde han convivido, y se han enfrentado, CC y PIL. En los comicios autonómicos de 2011 el nacionalismo logró en la isla el 48,36% de los sufragios, correspondiendo un 34,72% a CC y un 13,64% a PIL-NC. Pero el record estuvo en el 99 donde CC y PIL sumaron más de 57% de los sufragios.

En Gran Canaria, el nacionalismo, desde sus inicios, ha estado mayoritariamente vinculado a la izquierda, teniendo mucho más peso en la constitución de CC el sector procedente de ICAN que el vinculado al CCN o a las AIC. En NC se concentran la mayoría de los nacionalistas procedentes de los movimientos vecinales y asamblearios (de lo que fuera ACN o INC).

En 2011, el nacionalismo obtuvo en la isla el 23,53% de las papeletas, un 14,32 de NC y un 9,21% de CC-PNC-CCN. En el 99 consiguió su hasta ahora mejor registro, con el 32,3%. El mayor hándicap ha sido su histórica debilidad en Las Palmas de Gran Canaria, donde reside el 45% de la población de la isla.

Sucede al contrario en Tenerife, siempre con mayor peso del nacionalismo conservador, nacido de las entrañas de la extinta UCD y con estrechas vinculaciones con los poderes económicos de la isla. El mejor resultado lo obtiene CC en el 99, con un 43,9% de los votos.

Han dominado, como ATI-AIC y ahora como CC, el Cabildo Insular y los ayuntamientos de Santa Cruz de Tenerife y de La Laguna, aunque en los últimos tiempos sin disponer de mayoría absoluta. En 2011 el nacionalismo sumó el 41,18%, al lograr CC el 36,54% y NC el 4,64%, porcentaje que se acerca al 46% si tenemos en cuenta los votos de pequeñas formaciones independentistas.

API

APIEn La Palma han convivido históricamente las dos vertientes: la conservadora de API, claramente hegemónica, y la de izquierdas de ICAN, que llegó a tener la alcaldía de la capital de la isla, Santa Cruz de La Palma. Aunque recientemente algunos de los líderes de la antigua ICAN se han incorporado a NC.

Y en La Gomera ha sido mucho más débil su presencia ante el dominio aplastante del PSOE. Solo en una ocasión empataron en diputados con el PSOE, en las autonómicas de 1995: dos PSOE, dos CC.

Muchos periodistas y analistas políticos se empeñan periódicamente en plantear un horizonte de unidad orgánica del nacionalismo canario. Sin que ninguna opción sea descartable, todo parece apuntar que en el próximo periodo continuarán existiendo opciones con sensibles diferencias ideológicas y políticas. Como sucede, y no nos asombramos, en Cataluña entre CiU y ERC o en Euskadi entre PNV y Bildu hoy o en su momento con Euskadiko Ezquerra.

La insoportable levedad del independentismo canario

La insoportable levedad del independentismo canarioMientras que en otras comunidades, especialmente Euskadi y Cataluña, el nacionalismo siempre ha contado con una expresión organizativa nítidamente independentista, en Canarias nunca ha sido así. Al menos hasta ahora. Otra cosa es que existan personas o incluso corrientes dentro de las actuales formaciones nacionalistas que defiendan un proyecto de futuro claramente soberanista, como sucede con la Secundino Delgado en CC.

Las organizaciones independentistas, elección tras elección, apenas logran conjuntamente el 1% de los sufragios en Canarias. Sin que logren presencia en el Parlamento, pero tampoco, salvo excepciones casi anecdóticas, en cabildos y ayuntamientos.

De hecho, el mejor resultado en las urnas en unas autonómicas lo logra el Congreso Nacional de Canarias (CNC) del fallecido Antonio Cubillo. Fue en los comicios de 1987, poco después de su regreso del exilio en Argel, con apenas el 1,31% de los votos y ningún escaño.

En los últimos comicios autonómicos, los de mayo de 2011, las fuerzas políticas que se reclaman del espacio independentista lograron superar la barrera del 1% con el siguiente resultado: Alternativa Nacionalista Canaria (0,72%), Movimiento Patriótico Canario (0,30%), Movimiento por la Unidad del Pueblo Canario (0,14%) y Unidad del Pueblo (0,13%).

Debilidad ideológica

Debilidad ideológicaEl discurso africanista de buena parte del independentismo canario, su visión descolonizadora que no da la palabra en la elección de continuidad o no con España a los actuales ciudadanos y ciudadanas de las Islas (basta con aplicar las resoluciones descolonizadoras de manera automática, sin que la ciudadanía pueda opinar nada al respecto), su debilidad ideológica, política y organizativa, así como sus profundas divisiones y variadas escisiones, tienen mucho que ver con ese escaso impacto social y electoral.

Queda la duda de si los permanentes desplantes y desprecios a Canarias por parte del Gobierno del PP, estimularán la desafección hasta el punto de hacer despertar a un más que durmiente independentismo.

La experiencia catalana de la última década, con el recurso ante el Tribunal Constitucional y el recorte al Estatut votado por dos tercios del Parlament y refrendado en las urnas en referéndum por la mayoría de votantes de esa comunidad, así como las campañas de boicot al consumo de los productos catalanes, muestra que, desde el centralismo más ácido, descerebrado y feroz, se puede alimentar las posiciones independentistas de manera acelerada. Aunque las condiciones en uno y otro territorio son bien distintas.

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