Pese a que el periodista acuerda con los propietarios de la cadena no hacer públicas las razones del despido, informado del mismo el Consejo Editorial de CANARIASAHORA, éste decide encomendar al director del diario justo lo contrario. Dado que es evidente que el ataque no es contra el programa de televisión ni contra la cadena en el que se emitía o sus propietarios, sino contra el periódico y su línea informativa y editorial, los consejeros del diario ordenan a su director divulgar lo ocurrido con todo lujo de detalles. De ahí que el miércoles 4, fecha en que se emitía en directo el último debate, dedicado al frente marítimo de Las Palmas de Gran Canaria, el moderador concluyera el programa informando a la audiencia de que “presiones insoportables ejercidas sobre los dueños de esta cadena” le impedían “poder seguir presentando este programa”. Carlos Sosa explicó que no utilizaría ese espacio para detallar esas presiones, que vinculó a su labor como director de CANARIASAHORA, donde dijo que se informaría de lo ocurrido. Contado queda.