Anda el palco del Estadio de Gran Canaria algo revoltosillo, aunque el equipo golee 5-0 y muestre una franca mejoría en su juego con la tan esperada presencia del fichaje de invierno Juan Carlos Carcedo. La cosa no va tanto por cómo juegue el equipillo, sino por lo que haga o deje de hacer Miguel Ángel Ramírez como futuro presidente de la UD Las Palmas, al que todavía el máximo accionista, Manuel García Navarro, no le ha firmado el documento que le acreditará para ser presidente del consejo. Pero le ha dado su palabra, claro. Lo lamentable es que la revoltura en forma de corrillos critricones que se genera en el palco y su antesala parten precisamente de los todavía miembros del consejo de administración que todavía preside Manuel García Navarro, aunque estén suspendidos de sus funciones por el juez Juan José Cobo Plana. No estaría nada mal que estos consejeros suspendidos tomen ejemplo del propio magistrado, que cuando acude al Estadio no va al palco a dejarse ver y opinar de lo divino y de lo humano, sino que disfruta y sufre con la Unión Deportiva en su asiento de abonado.