Fue Larry Álvarez, como no podía ser de otro modo, quien primero pronunciara la palabra “bronca”, eso sí, asociada de modo inmediato al nombre de Juan Fernando López Aguilar y, a continuación, al término “crispación”, en la primera ocasión que encontró. El portavoz del PP opina -y es muy respetable su opinión- que son otros los que montan la bulla, los que abroncan a los pobrecitos adversarios políticos. Álvarez, que tengamos anotado, fue el autor de los más sonoros improperios de cuantos se escucharon en el salón de plenos: “impresentable”, “el editor de El Día es un aprendiz a su lado”, “incendiario”, “bastoncillo del presidente Rivero”, “tránsfuga”, “defensor de sus propios intereses personales”, todo ello dedicado a Román Rodríguez y en tan sólo dos intervenciones. No hubo un solo insulto, y a pesar del intento, no se alcanzó el grado de bronca, que es lo que el PP necesita que se diga que hay, para mejor ganancia de pescadores.