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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Pánico en Coalición Canaria

Román Rodríguez y José Miguel Pérez, en una imagen de archivo.

Carlos Sosa

Román Rodríguez aún no lo ha comunicado oficialmente, pero sus duras declaraciones de este miércoles contra Coalición Canaria parecen dejar poco margen para una reedición de la alianza electoral que celebraron las dos principales fuerzas nacionalistas en las elecciones generales de 2011. Coalición Canaria “cada vez es más insularista y más de derechas”, viene a ser lo más lindo que el líder de Nueva Canarias ha dicho del que todavía es su socio en el Congreso de los Diputados. A esa ruptura formal y, por lo tanto, al fin de cualquier sueño de confluencia nacionalista, ha contribuido, efectivamente, la derechización y la deriva isloteñista en la que se ha metido la CC que sucedió al paulinato hace ahora un año. Y los primeros pasos dados en esta legislatura, particularmente la conformación de la Mesa del Parlamento y las comisiones parlamentarias, no han operado lo más mínimo hacia una reconducción del desencuentro. Román Rodríguez tiene un mandato congresual de su partido para la búsqueda de confluencias con formaciones políticas progresistas, y esa descripción que ha hecho estos días de CC coloca al partido de Fernando Clavijo lejos de cualquier posibilidad. Si a eso se suma la deriva hacia un pacto con el Partido Popular que la nueva muchachada coalicionera no disimula lo más mínimo, y por lo tanto hacia una mayor derechización en las instituciones canarias, se completan los ingredientes para que la ruptura se inminente y total. Desde hace unos meses hay contactos entre Nueva Canarias y el PSOE, contactos informales y discretos, solo preliminares, pendientes de que los órganos de ambas formaciones otorguen a sus respectivos dirigentes la autorización precisa para convertirlos en formales. El propósito no es otro que dar un vuelco a la actual representación canaria en el Congreso de los Diputados, con diez de los quince representantes con acta del Partido Popular frente los cinco parlamentarios del PSOE y CC-Nueva Canarias. Y con esa aportación, contribuir a un cambio político en España que haga presidente a Pedro Sánchez con la ayuda de otros apoyos parlamentarios, verbigracia, Podemos, y, llegado el caso, hasta Ciudadanos. Estaríamos ante un escenario que hasta la fecha nadie parece barajar en Canarias, donde constantemente se habla de un horizonte político fijado en el 20 de diciembre cuando, a expensas de un nuevo Gobierno de Mariano Rajoy, habría de ser desalojado PSOE del Gobierno regional para dar paso al PP con el apoyo (supuesto) de los tres diputados de la Agrupación Socialista Gomera de Casimiro Curbelo. Pero, ¿qué pasaría si el Gobierno de España lo forma el PSOE, solo o en compañía de otros?

Javier Abreu se lanza

El pánico se desató en Coalición Canaria el día que Javier Abreu (17 de agosto pasado) publicó en Twitter su deseo de que su partido, el PSOE, se entendiera con Nueva Canarias cara a las generales de 2015. El líder socialista de La Laguna había oído campanas y lanzó las suyas propias al vuelo con ánimo claramente mortificador: mantiene una soterrada guerra con Coalición Canaria a cuenta del pacto que ha tenido que asumir contra su voluntad en su ciudad y todo lo que contribuya al debilitamiento del contrario es bueno para sus propósitos. En las filas de CC crujieron las cuadernas y todos los teléfonos disponibles comenzaron a echar humo en dos direcciones, la del PSOE y la de Nueva Canarias. Las respuestas fueron de aliño: sólo ha habido contactos informales, lo que en aquellos momentos era verdad. Tenía motivos (y los sigue teniendo) Coalición Canaria, o más concretamente, sus dos núcleos más conservadores, la ATI tinerfeña y la API palmera, para el crujir de dientes. Las posibilidades de obtener diputado por Las Palmas sin el respaldo de Nueva Canarias son iguales a cero, y el daño que el partido de Román Rodríguez puede hacer entre el electorado nacionalista tinerfeño, puede conducir a que se pierda la única plaza que ahora mismo ocupa por esa provincia la diputada Ana Oramas. Por no hablar de la pérdida de cualquier posibilidad de obtener senadores, a excepción, claro está, del que alcanzaría la Agrupación Herreña de Independientes (AHI), que ya se sabe que es de CC sólo cuando pintan copas. Un escenario verdaderamente catastrófico que podría conducir a la primera ocasión en la que Coalición se quede sin representación en las Cortes Generales, es decir, a enterrar el discurso de ser la voz única de Canarias en Madrid. Y lo que es peor aún, en beneficio de un competidor que ya le ha robado la merienda en Gran Canaria y amenaza con quedarse con la pensión completa en otras islas, Román Rodríguez y su Nueva Canarias.

Las barbas de Clavijo, a remojo

Cuando todas las ecuaciones políticas en Canarias se resuelven en base a un triunfo del PP en diciembre y, acto seguido, al ansiado conchabo de ese partido con la CC de Fernando Clavijo y Ana Oramas, nadie parece dar mucho crédito aún a la posibilidad de que esos diez diputados progresistas que pudiera aportar Canarias contribuyan a hacer presidente del Gobierno a Pedro Sánchez. El escenario político archipielágico sufriría una interesante sacudida: los 30 diputados que sumarían CC con el PP, frente a los otros 30 del PSOE con Nueva Canarias, Podemos y la Agrupación Socialista Gomera, que sólo cruzaría el barranco en dirección a la margen derecha en el caso de suculentas ventajas de un Gobierno nacional del PP en favor de Casimiro Curbelo. Bastaría un solo diputado de Coalición Canaria insatisfecho con la deriva conservadora o insularista de su partido; una decepción por la política de nombramientos escandalosa y descompensada para que la balanza se inclinara en contra de Fernando Clavijo y los suyos. Todo ello, bueno es recordarlo, en un ambiente enrarecido en el que el PSOE ha sido reiteradamente humillado y sometido por las huestes nacionalistas, que sólo han contemplado tener a los socialistas arrodillados toda la legislatura: hasta diciembre si gana el PP, y a partir de enero si, gobernando Pedro Sánchez, el PSOE necesitara de los votos de los diputados nacionalistas canarios que, con la alianza en ciernes, probablemente ni estarían ni se les esperaría. Un desastre en toda regla que convertiría a Clavijo en el presidente más breve de la historia de Canarias, y que metería a su partido, CC, en una caída en barrena que acabaría por recluirle en sus feudos conservadores de La Palma y Tenerife. Entonces será cuando algunos echarán de menos a Paulino Rivero y otros se arrepentirán de haber decretado su muerte política cuando desbarató aquel contubernio en la fundación de CajaCanarias que supuso que lo anatemizaran para siempre los poderes ocultos de Tenerife.

Defensa de Canarias y cambio político en España

Ninguno de los dirigentes del PSOE y de Nueva Canarias conocedores de la operación alianza 2015 quieren confirmarla. Pero tampoco la desmienten. Sólo hablan de contactos informales y discretos. José Miguel Pérez y Román Rodríguez someterán la cuestión estos próximos días a sus organizaciones para recibir la autorización necesaria para entablar unas negociaciones formales. Habrá reticencias, seguro, unas de carácter programático y otras puramente personalistas. Las primeras estarán seguramente relacionadas con viejas querellas, como la postura de los socialistas con el Sahara o la reforma del Estatuto de Autonomía, que escuecen en el seno de NC; o el carácter nacionalista de muchas apuestas del partido de Román Rodríguez que no cuadran con los principios activos del PSOE. Las personales ya se pueden imaginar cuáles son: ¿qué hay de lo mío? con la miope versión del que no calcula que cuantos más diputados salgan, más de lo suyo se alcanzaría. Pero habrá plena sintonía entre NC y el PSOE, por ejemplo, en la reforma federal de la Constitución y en la recuperación del estado del bienestar. Todo ello envuelto en dos mandamientos fundamentales, “la defensa de Canarias y el cambio político en España”. Hoy puede ser un día muy señalado.

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