Dicen las malas lenguas -y mejores oídos pegados a las mesas de los funcionarios que hablan demasiado alto por teléfono- que las promesas de Mari Carmen Castellano, alcaldesa de la ciudad de los faycanes, a los padres y madres de los más de 500 niños de las escuelas infantiles teldenses empiezan a sonar a quedada de las gordas. Telde ha decidido, en pleno municipal del otro día, privatizar el servicio de sus tres guarderías, en La Herradura, Jinamar y Las Remudas, y ya los padres se huelen que la promesa de la regidora del PP de sentarlos a una mesa para participar en la elaboración de los pliegos del concurso -con el fin fundamental de garantizar las cuotas actuales- se va a quedar en un 'ahí tienen el pliego, que hemos tenido prisa para redactarlo'. Padres y madres llevan más de dos semanas a la espera de ser recibidos al menos por la Concejalía de Educación, y mientras esperan para participar en el diseño del futuro servicio de guarderías privatizadas, empiezan a correr demasiados rumores de que todo está ya estipulado al dedillo para sacar el concurso a finales de este mismo mes. Las urgencias del Plan de Ajuste son así: tanto valen para presuntamente colar facturas prohibidas de la etapa de la corrupción (Paco Santiago dixit), como para, aprovechando que el río suena, ajustar a las necesidades del mercado los servicios públicos más elementales, como es el caso de este medio centenar de familias con niños en edad preescolar.