Qué no pasará por esos mundos de Dios sin que los juntaletras nos enteremos. Muchos lectores nos escriben contanto anécdotas, incidentes, ilegalidades y burradas dignas de un libro gordo tamaño Petete. Algunas cosas serán falsas, sin duda, pero otras caminan, prosperan y terminan en la Junta Electoral Central. Como el caso de Valsequillo, donde dicen los denunciantes que en una mesa unos interventores hasta se pusieron a pasar lista a ver qué vecino o vecina no había ido a votar para mandarlo a traer al colegio electoral. El presidente de la mesa de la sospecha viene a ser cuñado de la secretaria particular del alcalde, Francisco Sánchez, con quien el diligente servidor público elegido para esa tarea almorzó ese mismo día en un restaurante del barrio de El Roque. Siempre según la denuncia, claro, que nosotros no estuvimos allí para comprobarlo.