Este miércoles volvió a hundirse la calzada, justo al lado del socavón anterior, y la cuadrilla meteórica repitió todos los pasos anteriormente citados, y otra vez con la dichosa pastita amortiguadora que nada hace al cabo de diez coches que le pasen por encima. Y vuelta otra vez el guineo nocturno. Pero en esta ocasión, algún McGyver añadió unas maderitas para paliar tanto ruido, a fin de que los vecinos pudieran pegar ojo a las 06.55. Los afectados nos piden que avisemos a la Casa Palacio porque el misterioso boquete avanza en aquella dirección, y sin obras de metro ni nada. A las seis y media de la mañana del jueves recibimos el último y desesperado correo de una vecina: “todo sigue igual. Y eso que vinieron a recolocar la dichosa placa, que va rodando”. Todo se solucionaría con un conito, pero ya se sabe.