La UD Las Palmas concluye 2025 en la segunda plaza de LaLiga Hypermotion, consolidando su candidatura al ascenso directo tras la disputa de las primeras diecinueve jornadas del campeonato. El equipo dirigido por Luis García ha logrado establecer una identidad que se aleja de la irregularidad mostrada en el inicio de campañas anteriores, basando su rendimiento en una estructura defensiva sólida y, especialmente, en la renovación de su sala de máquinas.
Lejos de depender de la posesión, el conjunto grancanario ha evolucionado hacia un juego más vertical, sostenido por el despliegue de Amatucci, Loiodice y Manu Fuster.
El análisis de esta primera mitad de la temporada debe comenzar por el aspecto defensivo, la base que sustenta su clasificación. Los amarillos han encajado solo once goles, de largo el bloque menos goleado de la categoría. Esta fiabilidad se explica por el rendimiento de Dinko Horkas en la portería y la jerarquía de la dupla Sergio Barcia-Mika Mármol en el eje de la zaga, pero encuentra su verdadera razón de ser en el equilibrio táctico del centro del campo.
A diferencia de otros cursos, donde el equipo sufría en las transiciones defensivas, la presencia de Lorenzo Amatucci como pivote ha dotado al esquema de Luis García de una consistencia notable. El mediocentro italiano ha actuado como el ancla del sistema, permitiendo liberar a los interiores y garantizando las coberturas ante las pérdidas de balón.
Junto a Amatucci, Enzo Loiodice ha asumido un rol preponderante en la construcción y destrucción del juego. Motor físico del equipo, el centrocampista francés abarca gran parte del terreno de juego y aporta intensidad en la presión.
Esta labor de desgaste se complementa con la clarividencia de Manu Fuster. El valenciano, ubicado en la zona de tres cuartos, ha sido el principal generador de juego ofensivo. Su capacidad para recibir entre líneas y conectar con los delanteros ha dinamizado el ataque amarillo, convirtiéndose en el enlace necesario para transformar el dominio territorial en ocasiones de peligro real. Este tridente ha desplazado el eje de gravedad del equipo, priorizando el ritmo y la verticalidad sobre la posesión horizontal.
En la parcela ofensiva, la primera vuelta tiene un nombre propio: Ale García. El extremo de Vecindario se ha consolidado como el futbolista más determinante en los metros finales, sumando cinco goles de alto valor competitivo.
Su aportación no se limita a la estadística, sino a la entidad de los rivales a los que marcó: FC Andorra en la jornada inaugural, luego ante el Córdoba CF y el CD Leganés para ser decisivo en las visitas a campos de máxima exigencia como Ipurua, ante la SD Eibar, y en el duelo en el Gran Canaria frente al actual líder, el Racing de Santander.
Esta capacidad para ver portería ante rivales directos ha permitido a la UD Las Palmas sumar puntos cruciales en los duelos particulares, un factor que podría ser determinante en caso de empates a final de temporada.
La producción ofensiva se ha visto reforzada por la rápida adaptación de Milos Lukovic. El delantero serbio ha registrado cuatro goles en su cuenta particular, ofreciendo soluciones distintas al ataque posicional. Su juego de espaldas y su capacidad para fijar a los centrales rivales han generado espacios aprovechados por la segunda línea y los extremos.
La gestión que ha hecho García de la plantilla ha permitido recuperar para la causa a Jesé Rodríguez. El veterano delantero, utilizado como recurso en los tramos finales de los partidos o en rotaciones específicas, ha respondido con dos tantos, destacando su doblete en la victoria ante la Cultural Leonesa este mismo mes. Su experiencia en la definición sigue siendo un activo valioso para desatascar encuentros cerrados.
Aunque figuras emblemáticas como Kirian Rodríguez o Jonathan Viera continúan en la plantilla aportando experiencia y gestión de los tiempos, el peso del partido ha recaído mayoritariamente en el dinamismo del tridente titular ya citado.
El técnico ha priorizado un once con mayor capacidad de retorno defensivo y velocidad en la circulación, lo que ha reducido la dependencia de las individualidades veteranas en favor de un funcionamiento colectivo más engrasado.
La trayectoria de la UD Las Palmas hasta el cierre de 2025 llama al optimismo. Se muestra como un equipo maduro y bien trabajado en el que la combinación de una defensa que concede muy poco, un centro del campo dominado por la energía de Loiodice y el criterio de Fuster, y una delantera donde Ale García y Lukovic han demostrado acierto sitúan al club en una posición óptima. El reto a partir de enero residirá en mantener la regularidad física de sus piezas clave en la medular y la eficacia de sus atacantes para certificar el regreso a la Primera División.