La gesta olvidada, y que nadie repitió, de Patricia Guerra

Patricia Guerra, en primer plano, junto a Teresa Zabell durante una regata de los Juegos de Barcelona 92

ACAN

Las Palmas de Gran Canaria —

Después de 27 años, Patricia Guerra Cabrera (21/7/1965) sigue siendo la única deportista nacida en Canarias capaz de conseguir una medalla de oro olímpica. La ex regatista grancanaria fue campeona en Barcelona 92, junto a Theresa Zabell, en la clase 470, una especialidad que en la Ciudad Condal disputó por segunda vez, tras debutar en Seúl 1988, cuando acabó, al borde del diploma olímpico, en la décima posición.

A un año de que Tokio acoja los Juegos de la XXXII Olimpiada de la era moderna —por segunda vez tras ser sede en 1964—, la gesta de Guerra permanece tan intacta como silente. Nadie pudo acompañarla nunca en ese honor, pero la singularidad del dato tampoco ha provocado que se mantenga visible con el paso del tiempo. Ya lo dijo la propia protagonista hace unos años, cuando afirmó al diario La Provincia: “Hemos pasado desapercibidos, yo desde luego”.

Los orígenes deportivos de Guerra hay que buscarlos en el Real Club Náutico de Gran Canaria, la misma cuna que vio nacer a otros campeones olímpicos de las Islas. Decidió dedicarse más seriamente a la vela después de 1984, cuando, por primera vez en la historia de los Juegos, se anunciaba la inclusión el 470 femenino en el programa olímpico. Un año después, ya era componente del equipo olímpico nacional.

Inició entonces un proyecto a cuatro años vista con su amiga y compañera Mimi González Muñoz, también grancanaria, que le obligó a trasladar su residencia a Barcelona. Aprovechando la estancia en la Ciudad Condal cursó estudios de Derecho y vivió allí hasta 1994, dos años después de hacerse, junto con Theresa Zabell, con la presea más valiosa. Y todo pese a que fueron descalificadas en la primera regata, un hándicap a priori imposible de superar.

Patricia Guerra formó pareja con Mimi González hasta 1988, cuando pasó a ser la tripulante de Zabell. En los cuatros años de preparación para Barcelona alcanzaron grandes resultados, especialmente en los dos últimos. Después de Barcelona 92 siguió navegando en 470 dos años más hasta que inició un paulatino alejamiento de la competición, aunque navegó durante un tiempo en cruceros de la clase IMS.

Patricia Guerra fue miembro del equipo olímpico español de vela entre 1985 y 1994. Posee la medalla de oro de la Real Orden al Mérito Deportivo, la medalla de oro de Canarias y es hija predilecta de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Qué menos para quien llegó a ser campeona de España, de Europa, del Mundo y de los Juegos del Mediterráneo. Y oro olímpico, claro.

Madre de tres vástagos, su hija Carlota Hopkins Guerra ha seguido los pasos de los progenitores, ya que su padre, Robert, es un reputado navegante varias veces participante en el Desafío de la Copa América y el entrenador olímpico de vela más exitoso de la historia. Carlota fue en 2017, junto a la también grancanaria Patricia Reino, campeona de Europa juvenil de la clase 420 y ahora sigue regateando mientras4 completa sus estudios universitarios en el Darmouth College, uno de los ocho centros de la prestigiosa Ivy League.

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