Espacio de opinión de Canarias Ahora
Larry el sucio
Este hombre público de cabeza ahuevada, este monigote entre Epi y Blas, fue el primer opositor a las bodas homosexuales, a las simples relaciones homosexuales, al homosexual mismo. Se opuso con todas sus fuerzas, sin concesiones, hasta que fue descubierto insinuándose a un hombre, pidiéndole favores sexuales a cambio de dinero.Estos reaccionarios de doble moral, tan moralistas que terminan siendo amorales cuando no simplemente inmorales, se desgañitan dando lecciones al mundo, acusando a la izquierda de carente de los más mínimos y básicos principios éticos mientras ellos sucumben a la tentación, a pesar de presumir de ejemplares esposos y padres.Ellos llegan a casa, besan a su mujer y a sus hijos, llevan la cruz del cristianismo como pueden y ejercen de modélicos padres de familia. Sin embargo, todo es una mentira. La verdad, la autentica, está afuera. Estos personajes públicos, esos hombres públicos que colocan en la administración a sus públicas mujeres sin el más mínimo pudor, enchufándolas inmoralmente a cambio de una suculenta canonjía, ofrecen una imagen idílica, aparentemente intachable y hasta bíblica a la sociedad, escondiendo sus pecados, sus delitos, sus inmoralidades, su doble juego de infidelidades y deslealtades.Estos carcamales tradicionalistas suelen ser los primeros que tiran la primera piedra a los que son tan diferentes como ellos. Pero Larry es como Harry, tan sucio como Clint Eastwood en sus famosas y taquilleras películas de acción.Larry Craig, el senador republicano, fue detenido por inmoral, por hacer a escondidas lo mismo que criticaba públicamente, duramente, radicalmente, por pedir sexo a un policía en un baño público. Larry dimitió de su cargo, pero no lo hizo por convicción propia, sino porque sus compañeros conservadores lo obligaron.En política es una carga peligrosa la doble moral, pero sólo cuando te descubren y desenmascaran.
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