Hoy puede ser un gran día

Nada será igual en el futuro cercano. Estados Unidos tendrá seguramente un presidente que romperá con muchos corsés del pasado no sólo por su edad, su raza, su trayectoria y sus impulsos absolutamente excepcionales. Hasta ahí algunas de las ventajas; lo demás son casi todo inconvenientes: la herencia de un enorme déficit fiscal de la guerra de Irak, de los fondos comprometidos para la salvación del sistema financiero y la profundidad de unas promesas electorales que no serán fáciles de financiar sólo con la reforma fiscal prometida por el senador Obama para reequilibrar los privilegios fiscales para los más poderosos que han sido una constante en las administraciones de George W. Bush. Las reformas del sistema de salud y de educación comprometen importantes sumas de dinero en un país con las arcas extenuadas. Ahí veremos al presidente confrontado con sus promesas de candidato y ese será su primer gran reto.

Estados Unidos tiene comprometido su poder hegemónico por sus propias debilidades y por la eclosión de las nuevas potencias económicas: China, India y Rusia, así como por el potencial de crecimiento de la Unión Europea, si es capaz de conjugar sus cesiones de soberanía compartida con un gobierno ágil y eficaz.

El presidente Obama se enfrenta a grandes retos en el caso de que confirmándose todos los pronósticos gane esta noche la elección. Pero pase lo que pase en el futuro, esta campaña electoral, la conjunción de factores que han hecho posible la imparable trayectoria del senador Obama, nos sitúa en uno de esos momentos históricos que merecen la pena ser vividos. Aunque sólo sea para poder decir el día de mañana que cada uno de nosotros estuvo presente, de alguna manera, el día que un ciudadano de raza negra puso definitivamente en su sitio el estigma insoportable de la esclavitud tomando posesión de la Casa Blanca, el centro de poder más importante del mundo. Eso en sí mismo es un gran cambio.

* Carlos Carnicero es periodista y analista político

Carlos Carnicero