El factor Z

Dicen de la Consejería que el que algo quiere, algo le cuesta y que si los profesores aspiran a la homologación de sus salarios, alguna contrapartida tendrán que ofertar a cambio. Está claro que, por intentar dar clases a los estudiantes, dejarse la voz y la paciencia en más de un aula, velar por el correcto funcionamiento de sus centros, pacificar a padres y alumnos, jugarse en algún caso su integridad física ante los conflictos disciplinarios que se dan aquí y allá para aderezar la actividad docente con un toque de adrenalina y acción? pues por esas minucias, digo, no pretenderán que les paguen como a cualquier otro funcionario.

Faltaría más? Para eso habrá que sumar méritos. Así que será mejor que vayan pensando en algún nuevo servicio que ofrecer a la sociedad. Y por problemas a los que meterle mano, no será. No vendría mal, por ejemplo, que el personal docente con conocimientos de albañilería se apresurara a ampliar las instalaciones de muchos centros que no dan avío con tantos alumnos y fueran sustituyendo así las construcciones modulares, donde actualmente algunos de ellos dan clase, por aularios de cemento como Dios manda. Asimismo, los aficionados a la fontanería y el bricolaje, podrían encargarse de averías y humedades, y los amantes de la gastronomía, de los comedores escolares. Como el personal de mantenimiento, administración y limpieza está muy caro, tampoco estaría de más que los versátiles docentes se encargaran de las fotocopias, el teléfono, la mopa y los baños.

Y que vayan tomando ejemplo el resto de colectivos conflictivos, ya que los tiempos en que para ser bombero bastaba con apagar fuegos, y para ser escritor solo había que escribir libros (a poder ser, buenos), ha pasado a la historia. En estos días hay que tener un algo más, un no sé qué, un factor Z. Y el que no lo tenga, compañero? El que no lo tenga?que se lo vaya agenZiando.

Fayna Brito