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No estamos para inocentadas

José Carlos Gil Marín / José Carlos Gil Marín

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El presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero Baute, opina que en 2011 habrá “sorpresas”. No obstante insiste en que éste no es momento de hacer cábalas, sino de trabajar. “Mi obligación ahora es trabajar, trabajar y trabajar”. Los casi 260.000 parados de Canarias se siguen todos los días preguntando por los resultados efectivos de su trabajo de ya casi cuatro años.

Recuerda además Paulino Rivero, día sí y día también, que en Canarias su partido, Coalición Canaria (CC), gobierna en más de la mitad de los municipios; ostenta la presidencia de cinco Cabildos y es la segunda fuerza del Parlamento de Canarias. “Estoy convencido de que CC será la primera fuerza política en 2011”, afirma el Presidente, insistiendo, por otra parte, en que se ha de trabajar y no estar pendiente de “especulaciones”, “convencido de que habrá muchas sorpresas”.

Pues bien, aunque sorpresas nos da la vida, de nuevo en mayo de 2011 la primera fuerza política de Canarias será la suma de la abstención, del casi el 20% de votantes que volverán a quedarse fuera del Parlamento por lo injusto de la ley electoral, la de voto en blanco y la del voto nulo. Esa será nuevamente la auténtica “sorpresa”. Que ya no lo es tanto, porque se está convirtiendo cada vez más en previsible.

El discurso de Navidad del Rey nos dejó dicho como novedad que no abdicaría, aunque confiase en su hijo. ¿Se huele el monarca la posibilidad de una tercera república española tras su reinado, que impida un Felipe VI o una Leonor primera de España? El estado de alarma prosigue en el espacio aéreo español, y la “Ley Sinde” censuradora de las descargas por Internet fue derrotada en el Parlamento del Estado al no contar esta vez el PSOE con el apoyo del PNV, pese al supuesto pacto de estabilidad existente. En Canarias sólo hemos tenido como novedad el retraso en los pagos a los funcionarios autonómicos, que ya no es novedad por costumbre y por falta de dinero autonómico. Y las declaraciones políticas. Éstas nunca faltan por estas fechas.

Todos los conceptos de la praxis política son polarizados desde la objetividad, la neutralidad, y la unidad, hacia la subjetividad, la parcialidad y el conflicto. Eso es lo que está pasando en Canarias, en una larga marcha desde la realidad real hacia la realidad virtual forjada por y para unos pocos desde quimeras irreales. La representación política aparece de este modo y en sí mismo como un concepto devaluado sin significado propio, un concepto prácticamente innecesario para explicar satisfactoriamente la legitimidad y el funcionamiento del Estado que nos gobierna desde sus diferentes administraciones. Probablemente la representación política como ficción es la que da cuenta del modo más exacto posible de la relación existente entre los ciudadanos y los parlamentos en una democracia. Porque hoy en día, ni la naturaleza y funciones de los partidos, ni la finalidad y organización de las elecciones, ni la esencia de los parlamentos como órganos de legislación, de transacción política y de soporte de los gobiernos, requeriría de elaboradas construcciones teóricas legitimistas. El ser y el deber ser democrático se distancian cada vez más.

A los gobernantes de las primigenias democracias liberales les sirvió una concepción muy exigente de la representación para consolidar el gobierno representativo como gobierno de la pública opinión, como gobierno de la sociedad. Los dirigentes de los nuevos Estados nacidos en el siglo XIX de la revolución francesa y estadounidense se sirvieron de unas naciones soberanas que necesitaban ser representadas por medio del sufragio. Mas a los partidos políticos que surgieron del momento primigenio la democracia, la representación del pueblo, les sirvió en un gran porcentaje de los casos para ocupar el Estado en nombre de las masas y ocultar la creciente partitocracia que de ellos derivaba. Si la dictadura socialista-comunista del proletariado olvidaba a comienzos del siglo XX al proletariado para convertirse en dictadura estalinista, la democracia liberal se veía avocada a este nuevo vicio estructural. Hoy en día, cuando se nos manifiestan los mecanismos de obtención del poder, los sujetos de distinta naturaleza implicados en la contienda política, las posibilidades abiertas por la ingeniería electoral y el funcionamiento de los parlamentos, con toda crudeza no debería de ser imprescindible, ni siquiera de utilidad, seguir valiéndose de complejas y añejas construcciones, ni de ficciones, para explicar en qué consiste lo que seguimos denominando, rutinariamente, supuesta representación política “legítimamente democrática”. En Canarias, demasiadas muestras tenemos de ello desde 1982? Felices fiestas a todos? Si la crisis -de al menos cinco años más- nos deja?

José Carlos Gil Marín

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